Investigadores estadounidenses han analizado el método de visión nocturna empleado por las polillas halcón (Manduca sexta) para extraer el néctar de las flores mientras están volando, adaptándose a la falta de iluminación.
“Queríamos comprobar cómo funciona el pequeño cerebro de un insecto para adaptarse a un entorno con poca luz mientras está realizando tareas complejas como planear para alimentarse del néctar de las flores”, destaca a Sinc Simon Sponberg, físico del Instituto de Tecnología de Georgia (EEUU) que ha dirigido el estudio publicado en la revista Science.
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Partiendo de estudios anteriores, los científicos establecieron la hipótesis de que las polillas halcón ralentizaban su sistema nervioso, haciendo que su proceso de percepción visual fuera más lento para así poder captar mejor la poca luz existente; pero a cambio perdían precisión para seguir el balanceo de las flores.
“Ralentizar el proceso de visión es como aumentar la exposición de una cámara, si dejas abierto el obturador durante bastante tiempo recibes mayor luminosidad, pero la imagen puede volverse menos clara y es más difícil grabar movimientos rápidos”, explica Sponberg.
Por tanto, para determinar los efectos de este proceso, los científicos efectuaron varios experimentos en los que recreaban los niveles de luz correspondientes a un amanecer temprano y a la iluminación de la luna en una noche nublada.
Su objetivo era comprobar durante cuánto tiempo la probóscide –la ‘trompa’– de los insectos permanecía unida a unas flores robóticas que dispensaban néctar y que efectuaban diversos movimientos a distintas velocidades.
DesdeLaPlaza.com/SINC/AMH