Un panorama surrealista puede presenciarse desde hace unos días en el embalse de Van Norman, que surte de agua potable a la ciudad de Los Ángeles, EEUU, pues miles de pelotas de plásticos negras lo cubren con la finalidad de preservar el vital líquido.
¿Cómo? Así como lo lees. No se trata de un experimento de física a gran escala, sino de un proyecto con el que se quiere mejorar la calidad del agua que consumen los ciudadanos, al tiempo que se evita que el preciado líquido se evapore en un momento en el que la región atraviesa una de las peores sequías de su historia.
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Son nada más y nada menos que 96 millones de pelotas -bautizadas como shade balls (bolas de sombra)- de un diámetro de diez centímetros las que cubren las 70 hectáreas del llamado Embalse de Los Ángeles.
Con un precio de US$0,36 por pelota, el proyecto ha costado alrededor de US$34 millones. Pero que evitará que se evaporen cada año más de 1,1 millones de metros cúbicos de agua.
Las pelotas
Las bolas están hechas de polietileno de alta densidad, un material autorizado para entrar en contacto con el agua sin que presente ningún riesgo para la salud, ya que no desprende sustancias químicas.
Las autoridades calculan que las pelotas tienen una vida útil de unos diez años. Pasado este tiempo podrían empezar a descomponerse, por lo que tendrán que ser remplazadas.
El color de las pelotas se debe a que al plástico se le agregó negro de carbón, un material de refuerzo que las protege de los efectos de los rayos solares.
DesdeLaPlaza.com /BBC/ ABD