En nuestro país la penetración cultural ha sido tan fuerte que ya no reconocemos una manera definida de alimentarnos, la industria alimentaria ha introducido en nuestras mentes hábitos alimenticios que van en contra de nuestra salud, soberanía y cultura propias, en las calles abundan las frituras y los productos derivados de la harina de trigo, la hamburguesa, el perrito y las torticas. Aunque la onda fitness intenta revertir los efectos de estos hábitos adquiridos a fuerza de comerciales, la obesidad ya es algo que vemos cada día con mayor frecuencia.
Las instituciones escolares no se escapan de esto, nuestros niños van a la escuela y son víctimas del sistema, en las cantinas escolares conseguimos marcas y productos, frituras y culturas foráneas, si bien hay un menú pre-establecido por el Instituto Nacional de Nutrición (INN), no existe un método efectivo para hacer que los concesionarios de las cantinas escolares cumplan con lo propuesto.
En los comedores escolares se hace un esfuerzo máximo para que nuestros hijos tengan una alimentación guiada y más sana, aunque todavía hay mucho camino por recorrer, nuestros hijos asumen lo que ven en las ferias de comida y en la televisión como su cultura propia y ya les es natural pensar que a eso se le pueda llamar comida, me sorprendo que cuando iba a cualquier reunión del salón de mi hija, bien sea por un cumpleaños o por cualquier otro tema del colegio que significa una celebración, los mismos padres lo que proponen es una hamburguesada o perrocalentada, no falta una pizzada, todo esto sumado a las bebidas gaseosas, y la fritanga.
Es desde la escuela donde podemos enseñar a las futuras generaciones a alimentarse, es en las aulas de clases, en los comedores escolares y en las cantinas donde podemos moldear la nueva manera de alimentar a nuestro país, una manera saludable y mas apegada a nuestra cultura y potencial productivo, en función de nuestra soberanía alimentaria. Aunque siempre se pensó que era desde el hogar que se podían difundir las mejores maneras y comportamientos, hoy hay que reconocer que los que somos padres hoy en día fuimos criados por los medios de comunicación y nuestros hijos están sufriendo las consecuencias, porque tienen padres con un nivel de conciencia inclinado hacia lo importado y lo fácil, lo supuestamente práctico, justificado en el ahorro de tiempo que exige la sociedad en el presente.
Nuestros hijos además de ser criados por padres adoctrinados por las grandes corporaciones que imponen modas y estilos de vidas, ellos mismos ya son hijos del sistema que impera, y ese sistema solo impone una cultura global que reduce la capacidad de análisis propio a cambio la cultura de consumo de aquello que a través de los medios se difunde.
Es necesario por lo tanto hacer lo posible porque desde las instituciones escolares se difundan tanto nuestra cultura, como el estimulo para que nuestros hijos sean los verdaderos fundadores de un país con hábitos propios y sobretodo los garantes de nuestra soberanía alimentaria, los garantes de nuestra verdadera libertad.
DesdeLaPlaza.com/Rómulo Hidalgo