La dopamina hace que la música nos ponga la piel de gallina

Tiene que ver con el flujo de la dopamina, un neurotransmisor, en los circuitos de recompensa del cerebro.

El efecto se llama «escalofríos musicales» e incluye el aumento del ritmo cardíaco y la temperatura corporal, la dilatación de las pupilas, piel de gallina y hormigueo en la columna vertebral.

Extrañamente, la dopamina registra varios picos antes de que aparezca la piel de gallina, quizá porque la música nos hace constantemente predecir lo que vendrá después.

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La piel de gallina suele tener lugar cuando hace entrada un instrumento o una voz, o cuando el volumen o el tono cambia. Sin embargo, las preferencias musicales no marcan ninguna diferencia en cuanto a la susceptibilidad.

La música triste podría ser más efectiva, pero los escalofríos aún se perciben como algo positivo.

DesdeLaPlaza.com/BBC/AMH