Desde hace algunos años, se viene dando una actividad que ha tomado terreno en especial por su elaboración y su exquisitez a la hora de conocer tanto sus sabores como su historia en el mundo: la cerveza artesanal.
Venezuela, país reconocido no sólo por la belleza de sus mujeres sino además por su paladar para los licores, poco a poco comienza a aventurarse en el conocimiento de un producto que cada vez atrae con más entusiasmo su creación al público en general.
La cerveza, reconocida por ser la más consumida en el mundo, ha ido variando sus presentaciones a lo largo del tiempo, en los que ha creado más adeptos a su sabor y a su elaboración. Su fórmula para llevarla a cabo consta de cuatro elementos primordiales: cereal (principalmente cebada), agua, levadura y lúpulo. La combinación de estos ingredientes, con diferentes concentraciones y distintos tiempos de fermentación, definen el estilo y perfil de la popular birra.
Una de las características que hacen irresistible este producto es su variedad que, aunado a su bajo precio en relación a otros licores, aceleran la tendencia a su preferencia por parte del consumidor. Sus innumerables formas de recrearla también han fomentado que las personas poco a poco se relacionen más con las marcas artesanales, que ofrecen grandes dosis de diversidad y calidad.
Criollos unidos por el lúpulo
En Venezuela, la cerveza artesanal ha encontrado en Cervecería Tovar (con Kilian De Fries a la cabeza como maestro cervecero) y Destilo sus principales representantes en el mercado. Junto a otras marcas, algunas casi clandestinas, han luchado por ganar terreno ante la cerveza tradicional.
Para esta labor se agruparon, por primera vez en 2012, 54 miembros fundadores para una alianza denominada Asociación de Cerveceros Artesanales de Venezuela (Acav) donde juntaron en un comienzo 30 etiquetas. Hoy en día el número de marcas ha sobrepasado las 50 en el país.
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Pese al gran interés que ha levantado la tarea de realizar la cerveza artesanal en el país, ésta ha encontrado grandes dificultades prácticamente desde su línea de salida. Su impacto, conocido desde hace poco más de dos años hasta la fecha, ha coincidido con un período de inestabilidad económica en la nación, donde las importaciones de sus insumos han ido disminuyendo en los últimos meses, afectando su producción general. No obstante, los «hacedores» de cerveza no se amilanan en su creación a pesar de sus dificultades
Alexander Jiménez, presidente de Acav, expresó en su momento que «cualquier persona» puede involucrarse en la actividad cervecera, ya que elaborar este producto para algunos es algo especial y atreverse a incursionar en este proceso constituye un acercamiento más de fondo con la bebida.
En un territorio donde la cerveza es la reina, parecía imposible que, de alguna forma, esta tendencia a la creación de nuevos sabores artesanales de la popular birra no se ampliara como actualmente se encuentra haciendo, de modo de que se espera que esta actividad siga atrapando corazones y creciendo con los años.
Un producto para todos
Si bien la cerveza tradicional se ha caracterizado por ser la bebida por excelencia, muchos paladares criollos comienzan a probar otras opciones derivadas de la misma y que provienen del lado artesanal. Para Daniel Álvarez, fundador de la marca de cerveza artesanal «Yaracuy», la birra casera ha empezado a interesar por el hecho que no se obtiene otra que no sea tipo «Pilsen», además que sus sabores y olores las hacen única, una especie según él, «tipo «gourmet».
«Son sensaciones totalmente distintas de la tradicional, esto es un producto para compartir. La cerveza artesanal es un producto de muy buena calidad y acá en Venezuela hay ejemplos de ello» explicó Álvarez, al tiempo que resaltó el problema en que se ha convertido importar sus productos en los últimos años.
«Ha sido difícil. La materia prima y todo eso la hemos importado, sin dólar preferencial ni nada, lo que ha complicado los costos de nuestros productos, algo que podía poner en peligro nuestro trabajo».
Por afición:
El sabor de la cerveza sigue convirtiéndose en algo llamativo para las personas, especialmente para los fanáticos de la misma, que no necesitan registrar una marca y transformarla en un negocio para disfrutar de ella. Al menos así lo ve Alfredo Ayala, un cervecero de muchos que no ha necesitado utilizar la birra artesanal como un ingreso económico, sino netamente por afición.
«La gente a veces se cansa de probar la misma cerveza industrial, por lo que hacer la artesanal es una buena opción para el que le gusta la cerveza de verdad», comentó Ayala al momento de explicar el auge repentino del líquido casero. «Yo la preparo, cuando tengo los ingredientes, cuando estoy con amigos. Es algo que nos gusta porque cambia de alguna manera la rutina de beber lo mismo», sostiene el cervecero, quien detalló que cuando «crea» su birra realiza alrededor de 25 litros de ella. «A veces eso me alcanza por un tiempo, ya que cuando nos reunidos un fin de semana todos, casi siempre se acaba de una».
DesdeLaPlaza.com/ Fernando Monserratte