Seis indigentes colombianos participaron de un desfile de modas en un popular centro comercial Bogotá, un acto que arrancó aplausos y hasta lágrimas entre los espectadores.
El evento se llevó a cabo el sábado en el Centro Comercial Sabana Plaza, ubicado cerca de la llamada Calle del Cartucho el mayor expendio de drogas de la capital colombiana.
Una de las modelos fue Viviana, quien, con los ojos encharcados, recordó que no era la primera vez en su vida que desfilaba. De joven lo hizo muchas veces, pero la droga la sacó de las pasarelas.
«Yo hace 22 años consumo droga y hace más o menos unos seis años llegue por acá, a la zona del cartucho; antes de llegar acá metía droga cuando estaba modelando», le dijo la mujer de 36 años a The Associated Press.
Aunque sigue siendo delgada y sus movimientos y su figura no dejan duda de que en el pasado tuvo tiempos buenos, el rostro de Viviana delata que las drogas le han hecho un daño enorme a su cuerpo. «Estando aquí practicando el modelaje me hace recordar muchas cosas chéveres y me da nostalgia, pero esto son pasos para volver a reorientar mi vida; antes de meterme en la droga vivía en mi casa, con mis padres», dijo.
La idea
La idea del desfile de modas fue de Jorge Alberto Villalobos, un publicista que es el gerente del centro comercial.
«Nos dimos cuenta de que el problema más grande que tenía este centro comercial y sus alrededores era el entorno, eran los habitantes de la calle, ya que generan desaseo, había basureros, hacían sus necesidades biológicas a las espaldas del centro comercial y quisimos poner esto, lo de las pasarelas, como una oportunidad» para tratar de que esas cosas no ocurran más, explicó Villalobos a la AP.
Los seis modelos, entre ellos Viviana, vistieron ropas de los almacenes del centro comercial. Son almacenes de ropa barata que en nada se comparan con los sitios de venta del norte bogotano donde un vestido para mujer puede costar 200 dólares o más.
«En cinco huecos (o expendios de droga) hay más de 200 habitantes de la calle; es una población flotante, pero iniciamos el proceso con 10 personas y de ellos seis realizaron la pasarela. Esto es un proceso de inclusión… y ya se convirtió en rehabilitación para estos seis», explicó Villalobos.
Ana María Malagón, profesora de modelaje y quien entrenó a los seis modelos, dijo que la adrenalina de los seis modelos estaba por las nubes. «Están encantados ya que la pasarela maneja como esa adrenalina. Todos son consumidores, son jóvenes entre 21 y 37 años y todos tienen apodos… Ellos no dan sus nombres originales».
Ninguno de ellos tenía documento oficial. La Registraduría Nacional del Estado Civil les dará documento oficial para que figuren como gente común y corriente. Todos le dijeron a la AP que quieren dejar las drogas y en adelante quieren tener en sus vidas una palabra: dignidad.
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