El conflicto bélico que está en curso en Yemen ha perjudicado de una manera extremadamente severa a los niños. Los bombardeos no continúan, los hospitales están propensos a ser blancos y cerca de 2 millones de menores no pueden ir a la escuela debido a los combates. Y por si fuera poco, se estima que a principios del conflicto unos 8 niños fueron asesinados o gravemente heridos cada día.
Ahora bien, es común escuchar que una imagen aporta mucha información, tanto psicológica como física, y esta teoría queda reflejada en las fotos de Abdullah, un chico yemení de 12 años, a quien la UNICEF le entregó una cámara con el fin de documentar cómo la guerra ha cambiado su ciudad, Adén. Los resultados de su trabajo, publicado de forma exclusiva por el sitio Buzz Feed, captan la devastación causada por la guerra.
«Detrás de mí está el lugar más emblemático de Adén: la carretera principal, el lugar más histórico de Adén. Destruido y con aspecto desagradable», cuenta Abdullah aludiendo a la descripción de una de sus fotos. «El edificio detrás de mí es donde yo solía venir con mi amigo. Jugábamos con la computadora en el primer piso. Estoy triste. Muy triste de ver lo que sucedió en mi ciudad y en los lugares que más me gustan».
El niño también tomó fotos de sus amigos, uno de ellos Ommar, de 13 años. Detrás de mí están los restos de los hermosos lugares que yo solía visitar, la gente que solía saludar cada mañana…», comparte Ommar. «Todo esto se ha ido. Solo quedan los recuerdos. Por favor, acaben con la guerra en todas las partes de Yemen», pide el menor.
También, otro amigo de Abdullah, Abdulrahman, de 11 años, comentó: «Todo está destruido a nuestro alrededor. Llevé a mi hermano menor con su bicicleta a jugar a una ciudad vacía. Estamos solos aquí, solo él y yo».
«Solía vender dulces en esta calle para poder asistir al colegio después de que mi padre falleciera», recuerda Abdulhakeem, de 12 años. «Hoy salí a la calle y lo que vi es chocante. Ruinas, ruinas y ruinas. Nada más que ruinas. Ni colegio, ni amigos, ni los niños que venían a comprar dulces. Esta ciudad estaba llena de gente, pero ahora está totalmente abandonada. La guerra es mala», finalizó.
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