A señora Arelis Torcat nos cuenta que su sobrino de tan solo 7 años perdió la vista un 24 de diciembre por manipular un siete colores sin supervisión de un adulto.
“La verdad, fue una experiencia aterradora. El niño quedo afectado tanto física como psicológicamente. No estoy de acuerdo con los fuegos artificiales ni siquiera con supervisión. Pueden ser bonitos, pero no dejan nada bueno”, dijo.
Huniades Urbina, especialista en pediatría, afirmó que lo primero que hay que hacer para prevenir un hecho como ese es evitar comprar juegos pirotécnicos a niños y adolescentes. “Ningún niño y ningún adolescente debería manipular nada de eso”, comentó.
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Manifestó que las autoridades deben tener un control para vender los fuegos artificiales: “Deben ser vendidos en lugares específicos a gente con entrenamiento”.
Aseguró que si los padres “tienen el poco tino” de comprar pirotécnicos, solo pueden ser manipulados por los adultos y enfatizó que a los niños debe enseñárseles por qué no hay que tocar los colores.
Explicó que el peligro del material pirotécnico está en que a veces no se acciona el mecanismo para que se eleve y salga; puede explotarle cerca de la cara y quemarse la nariz, perder el ojo y en el oído ocurre lo que se llama el trauma acústico. “El sonido tan fuerte de la explosión daña al tímpano y la persona por un rato queda sorda. Si es muy severo, puede ocasionar una discapacidad auditiva”, aseveró.
Agregó que, en caso de una quemadura menor, debe aplicarse agua fría. Si se enciende la ropa, el afectado debe lanzarse al piso y dar vueltas para apagar las llamas.
Si los daños son mayores, hay que acudir inmediatamente a la unidad de quemados del centro de salud más cercano.
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