España es uno de los poco países que aún se divierte asesinando animales, y además lo considera una fiesta nacional. Por eso no es de extrañar que ayer, tras saltar las alarmas por ser también el primer país de Europa donde alguien se contagia con el virus del ébola, dentro de las asombrosas decisiones que han tomado, está la de sacrificar al perro de la paciente.
Pese a las advertencias de los trabajadores sanitarios, hechas en ocasión de trasladar al primer paciente español repatriado tras contagiarse en Liberia, el gobierno español no sólo no observó estos consejos, sino que además falló en todos los protocolos, pese a las advertencias. Y ahora que tienen a una trabajadora contagiada, precisamente por ese descuido, también quieren matarle al perro.
El protocolo previsto para el sacrificio de «Excálibur», que es como se llama el perro de Teresa Romero, la auxiliar de enfermería contagiada por el virus del ébola, ya está en marcha.
Según han informado fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Madrid a la agencia, las autoridades tienen permiso para entrar en la casa, gracias a la acreditación que el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 1 de Madrid ha concedido a las autoridades sanitarias.
Frente a la urbanización hay unos 50 activistas defensores animales, que hicieron guardia por turnos durante toda la noche y que desde última hora de la tarde tratan de evitar que se sacrifique a la mascota.
Desde la Plaza/El Mundo/AMH