La escritora rusa Elena Lenina, publicó en Instagram una foto de su gato teñido de rosa, con motivo de una fiesta a la que los asistentes deberían ir de ese color.
Según Lenina, pretendía que el felino fuera el centro de la atención de la reunión. Y lo fue. Pues luego de publicar la foto, organizaciones por los derechos de los animales comenzaron a manifestarse.
La polémica estaba servida en las redes sociales, en las que se empezaron a publicar noticias que indicaban que el gato había muerto de intoxicación.
Sin embargo, la escritora publicó nuevas imágenes del gato «bañado», desmintiendo los rumores y acusando a sus críticos de no verificar la información y acusarla sin fundamentos de maltrato animal.
«El color rosa fue escogido por sus propiedades curativas y también porque fortalece el pelo del gato. Mi veterinario me dijo que era un complemento beneficioso para él«, señaló.
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