La mosca del olivo es un ejemplar parduzco de alas transparentes. De apariencia inofensiva, es en realidad un constante quebradero de cabeza para los olivicultores. Un grupo de investigación de la Universidad de Córdoba, perteneciente al Campus de Excelencia Internacional CeiA3, ha aplicado un hongo como alternativa biológica para derrotar a este invertebrado.
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Los científicos han obtenido resultados prometedores y de utilidad para los productores de la comarca del Guadajoz y de la Campiña Este de Córdoba y, por extensión, para todo el sector olivarero. Trabajando en campos de cultivo convencionales, han logrado reducir la densidad de población de la mosca del olivo en un 50% con este sistema de control biológico.
“En la provincia de Córdoba, en zonas productoras como el entorno de Baena, existen tres picos poblacionales de la mosca del olivo (Bactrocera oleae) en el cultivo, uno en primavera y dos en otoño”, indica Inmaculada Garrido Jurado, investigadora de la unidad de Entomología Agrícola que dirige el catedrático Enrique Quesada. Generalmente, “son más peligrosos los últimos, ya que la mosca se dirige al fruto”, explica Garrido.
Por este motivo, los investigadores han empleado el inóculo en estos periodos, que coinciden con la caída de la larva de la mosca al suelo, donde inverna desde octubre o noviembre, y la emergencia del insecto ya como adulto en primavera.
DesdeLaPlaza.com/SINC/AMH