Cuando las aves dejan el nido para buscar alimento para sus polluelos, estos quedan vulnerables a los ataques de sus depredadores.
Pero en la selva amazónica, en regiones donde este tipo de incidentes son frecuentes, la plañidera cenicienta (Laniocera hypopyrra) desarrolló una novedosa estrategia para evitar que esto ocurra.
Al nacer, el plumaje de estas aves es de color naranja. De adultos, se torna gris. Adquieren la apariencia de una oruga tóxica (de la familia Megalopygidae) con la que comparten el hábitat, según descubrió un equipo de investigadores colombianos. No solo eso: también imitan hábilmente sus movimientos.
Durante una investigación sobre ecología aviar en el Parque del Manu, en el sureste de Perú, los investigadores descubrieron un nido (el segundo que jamás se ha haya descrito) de una plañidera cenicienta.
Cuando nacieron polluelos, notaron que, a diferencia de los adultos, el color de sus plumas no era gris sino naranja, y las puntas eran blancas.
Al acercarse, los polluelos comenzaron a comportarse de una manera muy particular: en vez de pedir alimento como hacen los demás polluelos, movían su cabeza lentamente de un lado a otro de la misma manera que las orugas. Más tarde, hallaron una oruga venenosa similar en tamaño y color a los polluelos.
DesdeLaPlaza.com/SINC/AMH