El principal problema de los fármacos ingeridos por vía oral es su dificultad para actuar en órganos determinados, al diseminarse por todo el organismo a través del torrente sanguíneo. Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), en colaboración con otras instituciones, han diseñado un nanomedicamento que, administrado de forma oral, actúa específicamente en el bazo, el hígado y el pulmón.
“Lo ideal es hacer llegar la mayor cantidad posible de fármaco a los órganos ‘diana’ y reducir la cantidad en aquellos lugares donde produce toxicidad, como pueden ser los riñones”, explica Dolores R. Serrano, del departamento de Farmacia y Tecnología Farmacéutica de la UCM y una de las autoras del estudio.
Los científicos han utilizado nanopartículas de tipo GCPQ (inferiores a 250 nanómetros) a las que han incorporado anfotericina B, un fármaco antifúngico utilizado para tratar candidiasis, aspergilosis y leishmaniasis por vía intravenosa. Su uso oral resulta tóxico en otros órganos.
El estudio, publicado en la revista Molecular Pharmaceutics, revela cómo las nanopartículas suministradas de forma oral a ratones y perros con estas enfermedades conseguían acumularse en el bazo, el hígado y el pulmón, dejando en los riñones una toxicidad mínima.
“Al reducir la acumulación a nivel renal, se disminuye también su toxicidad en este tejido, y así se puede administrar una mayor dosis para conseguir una mejor eficacia”, indica Juan José Torrado, investigador del mismo departamento y coautor del estudio.
La acumulación selectiva en el bazo y el hígado es importante para tratar la leishmaniasis visceral, una infección producida por parásitos ubicados especialmente en estos dos órganos. Su acumulación en el pulmón resulta útil para infecciones fúngicas como la aspergilosis.
DesdeLaPlaza.com/SINC/AMH