A las 12 del mediodía en punto de este miércoles culminó la celebración eucarística en la iglesia de Curiepe en el estado Miranda y a las 12 y 20 la imagen del santo salió al encuentro con la feligresía. De manera casi instantánea se produjo el repique de tambor y de forma frenética los cuerpos de niñas, niñas, jóvenes y adultos, empezaron el baile espontáneo que encendió, como cada 24 de junio, la celebración de San Juan Bautista.
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Ni el cielo nublado ni las primeras gotas de lluvia mermaron el ánimo de los hombres y mujeres quienes asistieron, como parte de la tradición, a honrar a San Juan Bautista que como dice el popular verso sí lo tiene pues «San Juan te lo da…». Vestidos de rojo y blanco, se acercaron a pedirle por múltiples razones y dar gracias por los favores recibidos.
En medio de la algarabía, y rodeada de su familia, Kelly Jaramillo, proveniente de Caricuao en Caracas, manifestó su alegría por participar, como lo ha hecho desde hace 26 años, en la festividad que forma parte de su dinámica familiar. «Pasamos todo el año preparándonos, definiendo quienes venimos, en qué nos venimos, el refrigerio, y luego nos encontramos con familiares que tenemos aquí en el pueblo», relató Jaramillo emocionada.
Acerca de su devoción, Jaramillo expresó que «siempre le he pedido por mi salud, por mi evolución y creo que me ha ido bien con esa fe que le tengo al santo, dijo. En este sentido, señaló que tiene como parte de los rituales, «cortarme el cabello para esta fecha, vestirme de blanco con rojo y degustar de las comidas típicas de la región mirandina”.
Y es que también Curiepe se transforma cada 24 de junio en el epicentro de la cultura y la gastronomía local. Por ello, Igma Geldree llegó, desde muy temprano, con su vianda de dulces para ofrecerlos a los propios y visitantes. Residente de esta zona, precisó que su oferta tiene como objetivo dar a conocer un poco del pueblo y por ello ofrece, con mucho cariño, desde besitos de coco hasta las coloquiales cafundas (ambos a base de coco y especies dulces).
“Si San Juan lo tiene, San Juan te lo da”
Esta festividad, que se celebra en paralelo en los estados Aragua, Carabobo, Guárico, Miranda y Vargas, reúne al gentilicio venezolano en torno a San Juan Bautista y es muestra de las múltiples fusiones culturales de la época colonial venezolana. El origen se remonta al siglo XVII cuando los negros residentes de zonas esclavas le ofrecieron tributo al santo, con la promesa de bailarle cada 24 de junio.
Este sentimiento se ha enraizado en la mente y corazón de los habitantes de Curiepe en el estado Miranda. Una de las fervientes mujeres que baila cada año al San Juan Bautista es Ana Sojo, quien según comentó desde que tiene memoria, el santo forma parte de su vida personal y familiar.
“Yo toco y bailo el tambor. A mí lo que me gusta es el tambor cruzado y tenemos un grupo, y cuando estamos bailando tambor es como si estuviésemos transportados, como si tuviera un espíritu dentro, que mientras más toca tiene ese ritmo que viene desde las entrañas, raíces africanas”, subrayó Sojo al lado de su hija y nietas que forman también parte de la fiesta mirandina.
Sojo señaló que todo el pueblo entero vuelve su atención para que todos los turistas nacionales e internacionales se sientan “como en casa”. Por ello, desde el 23 y hasta el 25 de junio se organizan las posadas, restaurantes y casas de familia para recibir a todos aquellos que deciden unirse a esta manifestación religiosa tan particular y con elementos que la diferencian de cualquier otra existente en el país.
“Melembe, melembe, melembe no más… si San Juan supiera que hoy es su día”
Y no son pocos los que vienen desde cualquier parte del mundo para vivir y sentir el sentimiento sanjuanero. Por las calles ataviados con lentes de sol, sus respectivos paraguas (suele llover el día de San Juan Bautista) y sus cámaras fotográficas, caminan los turistas atraídos por la fiesta frenética que estremece el pueblo mirandino.
Del cono sur, específicamente de Chile, Juan Ramos, decidió acercarse a la población de Curiepe y constatar las diferencias existentes entre la celebración de San Juan, de su país y las de la costa mirandina. Su sorpresa fue tal que enfatizó que “la celebración de San Juan en el Caribe es diferente por la población negra que llegó a esta zona, mientras que el sur no llegó población africana”.
En este contexto, señaló que quedó encantado con la manifestación venezolana ya que “es mucho más expresiva, se baila al santo, la gente brinda. Esta es una festividad que es muy efervescente, la gente vibra mucho en todo momento”, sentenció junto a turistas provenientes de otros estados de Venezuela.
Como él, todos los sanjuaneros y sanjuaneras tendrán que esperar 365 días para reavivar la tradición. Una vez más, el 24 de junio del próximo año el suelo vibrará con la llegada de todos los que creyentes del santo o no, reconocen en la festividad una de las mayores muestras de la evolución histórica, cultural y religiosa de la Venezuela colonial y democrática.
DesdeLaPlaza.com/Jesús Villamizar