El agua existe en una cantidad finita sobre la tierra, y ello, prácticamente, es así desde su aparición en el cosmos. Si estuviese repartida de manera uniforme en el planeta, esta cantidad permitiría satisfacer las necesidades de una población diez veces superior a la actual, pero el agua no está distribuida de manera equitativa en el planeta.
Los astronautas vieron un planeta azul. Pero a pesar de las apariencias, el agua dulce no es un recurso finito. El 98% del agua que hay en la tierra es salada y solo un 2% es agua dulce. Además, el agua de los ríos necesitan 16 días para ser totalmente reemplazada; las ciénagas, cinco años; la de los lagos 17 años y el agua de los acuíferos 1400 años son cifras en las que hay que meditar para comprender la gravedad de nuestros actos y para tener presente en el espíritu la escala de los tiempos.
En el curso de los últimos cincuenta años, mientras la población mundial se ha triplicado, las superficies irrigadas se han multiplicado por seis y la demanda de agua se ha multiplicado por siete en el curso de los últimos diez años, el consumo de agua en el mundo se ha cuadriplicado.
Debemos construir una nueva cultura del agua, desde lo cotidiano, y podemos contribuir asumiendo nuevos patrones:
1. Cerrando el grifo al cepillarnos
2. Lavando los vegetales en un envase y no bajo el grifo abierto.
3. No utilizar la poceta para deshacerse de objetos que deben tirarse en la basura.
4. Revisando que las tuberías y repararlas de ser necesario.
5. Tomar un baño de sólo cinco minutos.
6. Utilizar todo el espacio de la lavadora cuando la enciendas, así se requerirán menos ciclos por semana.
7. Luego de lavar platos a mano, se puede utilizar esa agua sucia para emplearla en el jardín.
8. Si estas comprando nuevos equipos para tu hogar, trata de escoger aquellos que ahorren agua.
9. Regando el jardín durante la noche para minimizar la evaporación.
10. Lavando el carro usando baldes y una esponja en vez de una manguera.
La cuestión del agua interpela a la humanidad en el plano ético y en el de la justicia y la solidaridad. Estamos obligados a construir una nueva cultura del agua en Venezuela.
DesdeLaPlaza.com /Heryck Rangel