Una cosa es cocinar venezolano y otra cosa es cocinar En Venezolano, y hay que hacer la diferencia porque hoy en día sufrimos de vergüenza no solo por lo que somos sino hasta de la manera como hablamos, es cierto que nos han dicho siempre que nuestra lengua es el castellano o que hablamos español, pero difiero un poco de eso, ya que bien si la raíz de nuestra lengua es el castellano, a lo largo de los siglos hemos adquirido nuestra manera particular de hablar, de expresarnos y de crear nuestro lenguaje propio, en el caso específico de los alimentos o las comidas también hemos hecho la diferencia.
Creo que hablamos venezolano, y así como hablamos venezolano también debemos cocinar en venezolano, la propuesta que hago es simple y nada complicada, y es allí donde se me sale por los poros la venezolanidad y hace que por las venas me corra sangre tricolor, es allí donde no acepto que bajo ninguna excusa que con el fin de refinar nuestra cocina usemos términos que no nos pertenecen solo porque creemos que lo que somos es niche, feo, de baja categoría o como se dice hoy en día no es tan ‘cool’, chévere pues, en nuestro venezolano puro así se dice.
Cuando vemos la movida gastronómica de ‘altura’ en nuestro país, nos damos cuenta que los menús están plagados de nombres extraños que van desde el inglés, pasando por muchos otros idiomas y terminando en el español más españoleto, injustificable y hasta tonto para mí, ya que me siento orgulloso de lo que soy y de como se dice en mi idioma venezolano.
No entiendo por qué del ponqué pasamos al cupcake, de la auyama a la calabaza, de los hongos al funghi, del calabacín al zuchinni, del cambur a la banana, de los langostinos a las gambas, del tomate al pomodoro, de las sardinas a los arenques, por poner unos pocos ejemplos, pero tampoco entiendo por qué entró la moda de realzar la cocina típica venezolana, refinándole los nombres y la manera de prepararla, ¿qué o quién nos ha hecho creer que lo nuestro es tan despreciable?, o es que yo me quedé pegado en el pasado o es que no sabemos asumir con orgullo lo que somos, por favor que alguien me saque de esta duda.
Ahora todos los restaurantes se llaman Bistró, lounge, bar de tapas (que pena decir bar de pasapalos, que de lo último), wine bar, en fin si no tiene un apostrofe (‘s) o no se escribe raro creemos que lo que hacemos no tiene estilo, ese cuento debe terminar o nuestra cultura será la que terminará, a veces me paso de folklórico, pero es que me quiero tanto a mi mismo, a mi país y lo que soy, que tengo la idea un poco ególatra de que este país se desarrollará plenamente cuando nos dediquemos a ser nosotros mismos y dejemos de ser unos imitadores chimbos de los demás.
La calidad de la comida no la define el nombre pomposo que le invente el cocinero, ni el nombre importado que tenga el restaurante, la calidad del plato va directamente relacionada a la capacidad del cocinero para cocinar bien, de su buena sazón y de la buena vibra que le ponga, ni la decoración (aunque influye un poco) ni el nombre serán responsables del buen o mal sabor que tenga la comida, como dice mi amigo y buen cocinero Leonardo Garcés, “ hay dos tipos de comida, la que me gusta y la que no” todo lo demás es cuento.
DesdeLaPlaza.com/Rómulo Hidalgo