Los científicos del Centro Ruso de Exploración del Ártico exploraron por primera vez el interior del pozo o cráter conocido como «El fin del mundo», un singular agujero en la roca y el permafrost descubierto el verano pasado en el distrito autónomo ruso de Yamal-Nenets, en Siberia.
Después de las primeras observaciones realizadas desde la parte superior del foso, los investigadores llevaron a cabo la semana pasada el primer descenso, aprovechando que la zona es ahora mucho más segura por el efecto del hielo que ha estabilizado las paredes y el interior de este gran agujero.
Los científicos han podido bajar ahora con relativa facilidad hasta los 10,5 metros de profundidad, donde se encuentra la base de un lago interior. «Nos las arreglamos para bajar por las paredes del embudo, recoger muestras y volver a la superficie, todo fue un éxito», ha explicado Vladimir Pushkarev, a Siberian Times.
Desde la Plaza/La Vanguardia/AMH