El pasado 16 de febrero, la jueza estadounidense Sheri Pym ordenó a Apple desbloquear un iPhone 5C utilizado por Syed Farook, terroristas que abatió a tiros a 14 personas en una fiesta en San Bernardino, California, el 2 de diciembre pasado.
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Apple, que previamente había cooperado con el FBI para obtener datos del teléfono de Farook, se negó.
El presidente ejecutivo de la multinacional de tecnología Tim Cook, sostiene que la orden va demasiado lejos y que el pasar por alto la contraseña del teléfono significa la creación de una «puerta trasera» en su sistema operativo móvil iOS que podría ser utilizada para acceder a todos los teléfonos de Apple en el mundo.
La compañía de desarrollo tecnológico sostiene que es un tema de seguridad y privacidad para todos y que el gobierno de Estados Unidos está tratando de obligarlos basándose en una ley de hace 227 años a comprometer sus productos más importantes.
Si Apple accede a la petición significaría que daría a EEUU la autoridad pudiera pedir a ésta y a otras empresas que cambien sus productos en el futuro.
Por su parte, el FBI y el Departamento de Justicia mantienen su posición, manifestando que tiene que ver con asegurarse de que los estadounidenses no estén en peligro.
Argumentan que están luchando contra los terroristas que usan herramientas de comunicación cada vez más sofisticadas para lanzar sus ataques y dicen que lo que piden a Apple es algo razonable, pero que en realidad lo que Apple quiere es proteger su modelo de negocios y su marca.
El FBI quiere saber con quién se estaba comunicando Farook y los sitios web que pudo haber visitado en los días previos a la masacre. El acceso a las computadoras y los teléfonos personales propiedad Farook y su esposa ayudaría, pero la pareja rompió sus teléfonos personales y eliminó el disco duro de su computadora.
El iPhone 5C de Farook, que le fue dado por su empleador en el Condado de San Bernardino puede ser una de las últimas opciones para el FBI.
Apple dio las copias de seguridad al FBI únicamente hasta el 19 de octubre, cuando aparentemente Farook dejó de hacer una copia de seguridad del teléfono. Eso deja una brecha de un mes y medio entre el 19 de octubre y el 2 de diciembre, cuando se produjo la matanza. El FBI cree que Farook podría haber dejado de hacer una copia de seguridad intencionalmente, en un intento por ocultar algo.
El FBI no puede ver el contenido del teléfono, porque se encuentra bloqueado con una contraseña. El FBI no tiene el código, y tampoco lo tiene Apple. El código de acceso se almacena solo en el propio dispositivo. Debido a la seguridad integrada de Apple, tienes un máximo de 10 intentos para introducir una contraseña, una vez que se introducen 10 contraseñas incorrectas está programado para borrarse. Después de eso, el iPhone se limpia completamente; es decir, elimina todos los datos almacenados en el dispositivo.
Esto dificulta aún más al FBI para descubrir la contraseña u obtener datos del chip de memoria, ya que los iPhones que ejecutan el software iOS 8 de 2014 o el más nuevo, iOS 9, protegen sus datos mediante una tecnología de cifrado conocida como AES de 256 bits.
Esa es la misma norma que protege las computadoras del gobierno contra los ataques de fuerza bruta destinados a desbloquear un dispositivo. Podría tomar años recuperar los datos atacando el chip de memoria del iPhone, explica el experto de Stratechery, Ben Thompson.
Thompson dice, «a Apple no se le está pidiendo que rompa el cifrado del iPhone en cuestión, sino más bien que desactive la funcionalidad que borra la memoria cuando se introducen múltiples contraseñas erróneas».
Incluso si el FBI pudiera desactivar la función de borrado automático del iPhone, adivinando la contraseña de acceso, eso podría tardar mucho tiempo, un tiempo muy largo. El iPhone requiere de un retraso mínimo de 80 milisegundos entre cada intento de meter un código de acceso, y las entradas erróneas pueden extender la demora por minutos a la vez.
Suponiendo que Farook usó una clave de seis dígitos, Apple estima que podría tardar 5.5 años en adivinarla. Pero también pudo haber utilizado una combinación personalizada de letras y números, de ser así «tardaríamos tanto que moriríamos antes de viejos.
Además, también existe el problema de conectar una supercomputadora al iPhone. Una clave única integrada en el iPhone significa que puedes introducir los códigos de acceso únicamente en el teléfono en sí y no en una computadora.
La orden judicial pide a Apple crear una versión nueva, personalizada de iOS que se ejecute sólo en ese iPhone específico y que haga tres cambios en el software. Los dos primeros cambios pasarían por alto o desactivarían la función de auto-borrado y el retraso que limita la rapidez con que se pueden introducir nuevas claves de acceso.
El tribunal también pide a Apple que agregue una manera de conectar un cable o que de forma inalámbrica se pueda conectar el iPhone a una computadora para que el FBI pueda ingresar automáticamente millones de códigos de acceso. De esta manera, el FBI podría utilizar una supercomputadora para bombardear el teléfono con códigos de acceso hasta que encuentre el correcto.
Apple en un informe del 22 de febrero manifestó que «ciertamente es posible crear un sistema operativo completamente nuevo para socavar nuestras características de manera que el gobierno lo requiere».
En una moción del 25 de febrero, el gerente para privacidad del usuario de Apple, Erik Neuenschwander, estimó que el crear una «puerta trasera» para el iPhone podría tomaría de seis a 10 ingenieros y empleados poniendo «una parte muy sustancial de su tiempo» de dos a cuatro semanas. El ejecutivo dijo, «Estos individuos dejarían de realizar sus tareas de ingeniería relacionadas con los productos de Apple». El FBI señaló que el gobierno compensará a Apple por su tiempo.
Theodore Boutros, uno de los abogados de Apple, declaró al diario norteamericano Los Ángeles Times, que una de las estrategias será argumentar que el uso de la Ley All Writs Act (en español, ley de todos los mandatos), viola el derecho de Apple a la libertad de expresión. Esto se debe, según este argumento, a que el código de computadora que subyace en el software iOS está protegido por la Primera Enmienda.
«Aquí el gobierno está tratando de utilizar un estatuto de 1789 de una manera que nunca se ha utilizado antes,». «Ellos están buscando una orden judicial para obligar a Apple a escribir un nuevo software», dijo Boutros.
Apple reveló que cooperará con la ley y el gobierno en Estados Unidos, pero se opone a crear lo que la compañía denomina como «GovtOS», o un sistema operativo que incluya una puerta trasera a utilizarse por agencias de seguridad en EE.UU. para poder acceder a dispositivos relacionados con investigaciones.
«Apple apoya, y seguirá apoyando, los esfuerzos de la ley en busca de la justicia en contra de terroristas y otros criminales, tal como lo ha hecho en este caso y en muchos más», «Pero la orden sin precedentes del gobierno no tiene ningún soporte de la ley y violaría la Constitución». Explica Apple en el documento.
De acuerdo a lo informado por el New York Times y el Financial Times, los ingenieros de Apple podrían estar trabajando sobre formas de añadir aún más información cifrada para el iPhone y, por primera vez, a la copia de seguridad iCloud para que ni siquiera Apple pueda cumplir con las peticiones del gobierno para acceder a los datos de los usuarios, incluso si quisiera.
Según varios reportes, Apple estaría trabajando en un iPhone imposible de hackear. La idea es simple: evitar que el FBI y otros organismos de seguridad vulneren la seguridad de un iPhone y puedan ver la información almacenada en éste.
DesdeLaPlaza.com/CNET/RS