Al calor de la cocina, bajo la presión de una clientela que espera, los ánimos se caldean, entonces el clima se pone tenso, se elevan los tonos de voz, el jefe se pone estricto, pero aun así la humillación y la patanería no son aceptables, es entonces cuando más humildad debe haber en el corazón del que dirige la brigada, que aunque debe demostrar autoridad y fuerza jamás debe justificar el hecho de pisotear a quienes hacen posible la operación dentro de una cocina profesional.
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¡Patear! Así le decimos cuando maltratamos a los cocineros, creemos que eso es ser líder, pero además nos sentimos orgulloso de ello, bueno, no es mi caso al menos, pero bastante que lo viví siendo cocinero, y bastante que lo veo ahora con mucha tristeza en los mal llamados realitys de cocina en televisión, ese es el ejemplo a seguir, es el patrón que se sigue imponiendo, y con él viene la reafirmación de la arrogancia, porque pareciera ser que si no eres engreído y arrogante, no calificas para ser chef.
Si no te crees diva, artista insuperable y no sabes humillar a tus compañeros de trabajo puede ser que el éxito en la cocina no esté a tu alcance, qué triste historia la que nos hacen creer, no me anoto en esa, y a lo mejor no soy quien para venir a criticar una práctica que tiene siglos siendo así, pero sé dentro de mi corazón que eso podría cambiar y que la armonía puede ser el secreto de una alimentación más sana, ¿nadie se ha preguntado por qué comer en la calle nos es tan sano? Para mí la respuesta es mas simple de lo que parece, no se trata solo de cómo o con qué preparan las comidas, sino de la energía que se le imprime a los alimentos mientras se están preparando, si el clima es violento dentro de una cocina, lo mas seguro es que lo que reciba el comensal en su estómago sean malas vibras, al menos a mí no cabe la menor duda de que así funcione.
Es el amor la energía más fuerte en el universo, ella se transmite a través de pensamientos, acciones, palabras e intenciones, todo lo que hagamos recibirá nuestra energía, pero así como el amor es una energía potente y potencialmente positiva, la mala energía también se puede transmitir, igualmente con pensamientos, actitudes, palabras e intenciones, aunque suene a cuento de hadas o esoterismo puro, te creas el cuento o no, me temo que así funciona.
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Con estos comentarios pretendo abrir la mente de aquellos que decidieron dedicar la vida a la cocina profesional, haciéndoles saber que hay otra manera de cocinar, y que idolatrar formatos que hoy son un show de televisión, donde la violencia y la arrogancia son el ingrediente principal, no aportan nada positivo al mundo, a la vida y mucho menos al avance de nuestra profesión como una profesión digna de respeto.
Las actitudes poco humildes que despiertan en los cocineros, parecieran ser un designio de Dios, pero mas bien creo que son transmitidas en las escuelas de cocina y por los chefs, es más una enseñanza que algo divino o genético, y los medios de comunicación hoy en día refuerzan ese aprendizaje con los mal llamados realitys, que más que reales son un show falso para subir rating, pues el amarillismo, el sadismo y la violencia captan más el interés del público que lo bueno.
Amor, amor, amor, es lo único que puede hacer que las cosas cambien, es el único ingrediente gratis y esencial en la cocina, los demás es más show que cocina.
Abogo no solo por una cocina más apegada a lo nuestro en cuanto a ingredientes y cultura, también abogo por una cocina menos arrogante, cocineros más humildes y comensales mas sanos, abogo por el amor.
DesdeLaPlaza.com/Rómulo Hidalgo