Según nos adentramos en el verano las noches se alargan. A mediados de agosto dispondremos de más de diez horas de oscuridad, lo que nos permitirá observar la lluvia de estrellas más popular de todo el año: las Perseidas. Y es que, como cada año, en su camino alrededor del Sol la Tierra atraviesa en esta época una zona plagada por el polvo y los escombros que fueron arrojados al espacio por el cometa Swift-Tuttle. Cuando uno de esos fragmentos constituidos por hielo y material rocoso es atrapado por el campo gravitatorio de la Tierra, penetra en nuestra atmósfera y se precipita hacia la superficie del planeta. Afortunadamente la atmósfera terrestre actúa como una pantalla muy eficaz que nos protege de numerosos impactos pues la fricción con el aire hace que muchos de estos escombros se calcinen completamente. Y es este proceso de calcinación lo que los hace brillar durante un breve instante creándose así una estrella fugaz.
Lea también: No te pierdas las lluvias de estrella
Las Perseidas podrán verse desde el principio del mes de agosto hasta el día 22 aproximadamente. Pero su momento de mayor actividad tendrá lugar en la noche del 12 al 13 de agosto. La cercanía de esta fecha al día de San Lorenzo (el día 10), hace que las Perseidas se denominen a veces ‘Lágrimas de San Lorenzo’ en recuerdo del mártir español que fue quemado en una parrilla en Roma en el año 258. Este año es excelente para observar las Perseidas pues el máximo de actividad sucede muy próximo a la luna nueva que tendrá lugar el día 14. Así que cualquiera de las noches entre el día 12 y el 15 será buena para observarlas. Lo único necesario es un cielo despejado de nubes y un lugar bien oscuro, protegido de las luces artificiales. Aunque el radiante de esta lluvia de meteoros se encuentra en la constelación de Perseo, conviene no perder de vista todo el cielo, pues las estrellas fugaces pueden aparecer por cualquier lado.
La luna llena tendrá lugar el día 29 en la constelación de Acuario. Será una ‘superluna‘: esto es una luna muy grande y brillante, por encontrarse muy próxima al punto de su órbita más cercano a la Tierra, el perigeo, que se alcanza el día 30. En este punto, nuestro satélite está unos 50.000 kilómetros más cercano que cuando se encuentra en el punto más lejano, el apogeo. Esto hace que el tamaño aparente de la luna llena sea un 16% más grande y que su brillo sea un 30 % más alto.
DesdeLaPlaza.com/SINC/AMH