Tal día como hoy en el año de 1746, nace el médico que estuvo con el Libertador Simón Bolívar, hasta los últimos días de su vida, él es Alejandro Reverend.
Catalogado también como el ‘Ilustre Prócer de la Independencia’, distinción que le fue otorgada por el presidente Antonio Guzmán Blanco 54 años después de la muerte de Bolívar.
En el año de 1824, Reverend se exilia en Santa Marta Colombia, por razones políticas, y meses después es nombrado por el ayuntamiento como médico de la ciudad.
Al año siguiente, le es otorgada la credencial para el libre ejercicio de la profesión en toda la república.
Pero no es sino hasta el 1 de diciembre del año de 1830, por órdenes del General Mariano Montilla, que Reverend es encomendado a cuidar Bolívar, una vez que el Libertador llegase a Santa Marta.
Sin percibir ninguna remuneración, Reverend fue el último médico de cabecera de Bolívar, y la única prueba que existe acerca de la enfermedad y muerte del Libertador son los 33 boletines redactados por él junto con el del protocolo de autopsia.
37 años despúes de la muerte de Bolívar y por decreto del Congreso de Venezuela, es condecorado con la medalla de oro y diamantes, un donativo de diez mil pesos y el sueldo íntegro vitalicio como cirujano mayor del Ejército Libertador.
En 1874, de la mano del presidente Antonio Guzmán Blanco, recibe la distinción de ‘Ilustre Prócer de la Independencia’, una recompensa monetaria y le es entregado el Busto del Libertador.
Reverend obsequió a Venezuela el nódulo calcáreo encontrado en el pulmón izquierdo del Libertador durante su autopsia.
En el año de 1894, asistió al Congreso de Medicina en París, y en el momento de la presentación de títulos y credenciales, mencionó su frase célebre: “No tengo más título que el de haber sido el último médico de Simón Bolívar, el Genio de América, el más grande y el más convencido sacerdote de la democracia que hayan conocido los siglos”.
Alejandro Reverend realizó 33 boletines que detalla la enfermedad de Bolívar hasta el último día de su muerte, que te dejamos a continuación.
BOLETÍN NÚMERO 1
S.E., llegó a esta ciudad de Santa Marta a las siete y media de la noche, procedente de Sabanilla, en el bergantín nacional “Manuel” y habiendo venido a tierra en una silla de brazos por no poder caminar, le encontré en el estado siguiente: Cuerpo muy flaco y extenuado; el semblante adolorido y una inquietud de ánimo constante. La voz ronca, una tos profunda con esputos viscosos y de color verdoso. El pulso igual pero comprimido. La digestión laboriosa. Las frecuentes impresiones del paciente indicaban padecimientos morales. Finalmente, la enfermedad de S.E me pareció ser de las más graves y mi primera opinión fue que tenía los pulmones dañados. No hubo tiempo de preparar un método formal; solamente se le dieron unas cucharadas d un elixir pectoral compuesto en Barranquilla. Santa Marta, Diciembre 1° de 1830, a las ocho de la noche.- REVEREND
BOLETÍN NÚMERO 2
S.E pasó mala noche, desvelado y tosiendo, principalmente por la madrugada. Tuve más lugar de reconocer el temperamento del paciente, que se puede clasificar entre los bilioso – nerviosos. Además de tener el pescuezo delgado tiene también el pecho contraído, y agregando a estas señales la amarillez de su rostro, opiné que la enfermedad era un catarro pulmonar crónico, tanto más cuanto yo reparaba los esputos de color verdoso. Fue de la misma opinión el Dr. M Night, cirujano de la goleta de guerra «Grampus» de los Estados Unidos, que casualmente se hallaba en esta plaza. A las diez de la mañana conferenciamos el Dr. M Night y yo para arreglar un método curativo, y lo hicimos en estos términos: los remedios pectorales mezclados con los narcóticos y expectorantes, dando al mismo tiempo una pequeña dosis de sulfato de quinina para entonar el estómago. Por alimentos las masas de sagú, pollo y caldo. Diciembre 2, a las ocho de la noche. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 3
La noche pasada fue un poco más tranquila, pero siempre con la tos y los mismos esputos. Es de advertir que su S.E tiene mucha repugnancia para tomas los remedio y aún los alimentos lo que se puede atribuir a la desgana que tiene. También debe notarse que duerme solamente dos o tres horas en las primeras de la noche, y el resto lo pasa desvelado y como con pequeños desvaríos. El mismo método, y además el cuarto ventilado, procurando que el pecho y los pies estuvieran cubiertos. Diciembre tres a las ocho de la noche. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 4
La noche pasada no fue molesta: esta mañana hubo unos vómitos que S.E atribuyó a una taza de leche de burra, y no continuó tomándola. La misma tos, expectoración y desgana, con todo, el pulso parecido al natural, aunque por la noche se vuelve algo febril. Por la tarde estando presente el Dr. M. Night, se quejó S.E, de un dolor interno correspondiente al hueso esternón: se le aplicó entonces el emplasto de pez de Borgoña en la parte dolorido y se alivió bastante. Los demás, método y alimentos, lo mismo que en los días antecedentes. Diciembre cuatro, a las ocho de la noche. – REVEREND
BOLETÍN NÚMERO 5
La noche pasada no fue buena, y a pesar de seguir con los mismo remedios ya indicados, pasó el día más molesto que los antecedentes. El dolor del pecho le creció y se propagó en el costado derecho; también un poco de hipo; pero no causaba al paciente mucha molestia. El dolor del pecho se curó con una untura anodina, y mediante una píldora calmante se sosegó. El mismo método y los mismos alimentos. S.E volvió a la costumbre de encerrarse. En este día se pensó buscar en el campo n temperamento más fresco y más puro que el de la ciudad; el mismo paciente lo desea con ansia. – REVEREND.
Adición: habiendo tenido que seguir en la goleta «Grampus» el Dr. M. Night de que es cirujano, yo me quedé solo encargado de la asistencia de S.E el Libertador. Diciembre 5 a las nueve de la noche. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 6
La noche pasada fue regular mediante la píldora calmante que tomó S.E. El dolor del pecho había desaparecido, y la expectoración era menos. Habiendo S.E manifestado el gran deseo que tenía de ir al campo, y de acuerdo con sus amigos que también opinaban como yo, sería provechoso el aire del campo salió S.E por la tarde para la quinta de San Pedro, donde llegó bastante contento del viaje que decía que le había aprovechado, pues le condujeron en berlina. En fin estaba muy satisfecho, y esta confianza fomentaba las esperanzas de sus amigos. Los mismos remedios y los mismos alimentos. Además se hizo un poco de agua de goma arábiga por tisana común. San Pedro, Diciembre seis, a las nueve de la noche, – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 7
S.E pasó una buena noche y el día contento, alabando mucho la mudanza de temperamento, o más bien el hallarse en el campo. El pulso permaneció siempre regular, y observé poca cantidad de esputos. Además de las medicinas ya indicadas, tomó un baño emoliente tibio y no tuvo novedad: es el mejor día que ha tenido S.E después de su llegada. Diciembre siete, a las ocho de la noche. REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 8
Anoche principió a variar la enfermedad. S.E además del pequeño desvarío que ya se le había notado, estaba bastante amodorrado, tenía la cabeza caliente y los extremos fríos a ratos. La calentura le dio con más fuerza, le entró también el hipo con más frecuencia y con más tesón, pero sin molestar el paciente. La expectoración fue menos y el desvelo más grande. Sin embargo el enfermo disimulaba sus padecimientos, pues estando solo daba algunos quejidos. Se le puso un emplasto anodino narcótico en el epigastrio, y mediante unos remedios antiespasmódicos se sosegó un poco: pero se le observaba de un modo sensible entorpecimiento en el ejercicio de sus facultades intelectuales. Me pareció ser un efecto de la supresión de la expectoración y que la materia morbífica por un movimiento metastástico del pecho subía a la cabeza. Se usaron entonces los remedios refrigerantes en la cabeza, los revulsivos en los extremos inferiores, las frotaciones estimulantes lejos del paraje atacado y finalmente cuantas medicinas podían hacer derribar la congestión en el cerebro. Diciembre ocho a las nueve de la noche. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 9
La noche fue bastante molesta; mucho desvelo, poca expectoración: el hipo repitió con bastante fuerza; algún delirio, el pulso más frecuente y apretado, sudor ninguno. Cuando se le preguntada a S.E si tenía algún dolor, siempre contestaba que no, por lo que se conocía que el sistema nervioso estaba atacado. Han seguido los remedios calmantes anodinos y el mismo método que el día anterior. Por alimentos sagú, gelatina y caldos. Diciembre, nueve a las ocho de la mañana. REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 10
A pesar de tener el cuerpo más despejado, le siguió la misma modorra. La lengua ha estado algo trabajosa a ratos. Calor en la cabeza y los extremos fríos. Un pediluvio y las manos puestas en agua tibia restablecieron en equilibrio de los humores. Arrojó algunos esputos de la misma calidad de antes, con sensaciones de dolor al pecho, principalmente hacia al lado izquierdo. Linimentos anodinos en las partes doloridas, y el uso de los revulsivos siempre los mismos. Por la tarde se le recargaron los males, pero solamente de noche se le notó delirio. A pesar de tener algún trabajo en expresarse gozaba enteramente de su juicio. Diciembre nueve, a las nueve de noche. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 11
Dos o tres horas de sueño en las primeras de la noche y con alguna inquietud. El resto de ella lo pasó S.E desvelado, conversando solo y de consiguiente deliraba. La mayor parte del tiempo era un quejido continuo; pero el paciente siempre contestaba que estaba bueno. No puedo restablecerse la expectoración como antes, de consiguiente tuve más motivo para creer que iba a efectuarse la metastásis. Se continuó el uso de los calmantes y por otra parte los revulsivos. Diciembre 10, a las ocho de la mañana. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 12
Como de costumbre tenía más despejo de días, por la noche le crecieron los males con más fuerza. De cuando en cuando la misma modorra, pero al despertarse hablaba con serenidad y claridad. Sin embargo, aparecieron los síntomas de congestión en el cerebro. Como S.E es de naturaleza estreñido se le dieron dos píldoras purgantes para evacuarlo, y no le hicieron efecto, a pesar de dos lavativas que se le echaron. Le atacó el hipó de nuevo y tuvo más arqueadas. Un parche anodino le restableció la quietud; pero siguiendo siempre las señales inminentes de una congestión cerebral, se le puso un cáustico o vejigatorio en la nuca a las dos de la tarde, continuando los mismos remedios revulsivos y anodinos. A las ocho y media de la noche se levantó el cáustico, que le había hecho poco efecto, por lo que se le puso otro inmediatamente en el mismo paraje. Bebió el agua de goma por tisana común. Habiendo estado por la tarde más despejado a beneficio del cáustico. S.E hizo sus disposiciones espirituales y temporales con la mayor serenidad, y no le reparé la menor falta en el ejercicio de sus facultades intelectuales, lo que atribuí también al efecto del vejigatorio. Diciembre 10, a las nueve de noche. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 13
Mediante los vejigatorios en la cabeza, y frotaciones en el espinazo como también los sinapismos en los pies amaneció con menos sopor. Sin embargo la noche fue molesta y con algún delirio. A media noche le entró la calentura con alguna fuerza. S.E tomó cucharadas de una poción antiletárgica que le hizo regular efecto. El hipo no fue tan tenaz; pero siempre seguían los demás síntomas graves. Diciembre 11, a las ocho de la mañana. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 14
Después de la curación del vejigatorio que levantó regular y que no causó mucho dolor a S.E hubo una deposición copiosa provocada por una lavativa purgante. Los ataques del hipo no fueron tan fuertes ni tan frecuentes. Con todo hubo modorra con calor en la cabeza y fríos en los extremos. Por la tarde S.E tuvo ardor en la orina, se le dio el agua de linaza y un pequeño delirio se notó cerca de las seis: el pulso más frecuente y apurado. Se continuó el mismo método: es decir, refrigerante en la cabeza, frotaciones, estimulantes en el espinazo, sinapismos a los pies, lavativas excitantes, y también una mixtura pectoral incisiva para excitar la expectoración. Diciembre 11, a las ocho de la noche.- REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 15
S.E pasó mala noche, desvariando a menudo. Sin embargo el vejigatorio había purgado algo. El pulso frecuente y más comprimido que nunca; grande exasperación en los síntomas. Orines involuntarios con sensación de ardor. No hubo hipo. Se siguió el mismo método, pero con poco efecto en los resultados, pues amaneció menos despejado que el día anterior. Al curar el vejigatorio se le untó más arriba de la nuca con linimento vesicante de Gondrel: inmediatamente le causó el pequeño dolor que proviene de su aplicación. Diciembre 12, a las ocho de la mañana. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 16
Desde las ocho de la mañana hasta el medio día tuvo las ideas algo confusas conversando a ratos con alguna serenidad. Por la tarde se despejó y tuvo algunos momentos tranquilos. La tos aumentó y expectoró un poco más; el pulso siempre febril y apretado; frío en los extremos y calor en la cabeza, el vejigatorio purgó poco, y el linimento vesicante de Gondrel hizo poco efecto. Hubo una deposición provocada por una lavativa. Por agua común la tisana de la semilla de linaza, la mixtura pectoral y los alimentos fueron una o dos tazas de caldo, la gelatina y varias tazas de sagú. La gana de comer es muy poca, y la sed ninguna. Diciembre 12, a las nueve de la noche. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 17
La noche del 12 al 13 S.E la pasó con mucha inquietud y desvelo, mudándose a cada rato de la cama a la hamaca y de la hamaca a la cama, con unos quejidos continuos, pero sin poder explicar sus achaques. Orines involuntarios, frecuentes y en poca cantidad. Tos seca y muy a menudo, pero sin expectoración. El pulso frecuente y más blando que ayer, pero más deprimido. La voz algo pesada y la axpresión más trabajosa. El vejigatorio ha purgado. Finalmente S.E está más abatido que los días anteriores. La cabeza siempre calurosa. Refrescos a la cabeza y tisana emoliente por agua común. Sagú por alimento. Diciembre 13, a las ocho de la mañana. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 18
En este día se han agravado los síntomas de la enfermedad de S.E y aún se ha agregado otra complicación, que es una irritación de los órganos digestivos, pues la lengua, de húmeda que estaba hasta ahora, se ha puesto un poco seca, áspera y colorada en sus orillas. Varias veces ha tenido bascas y aún ha vomitado. La misma confusión en las ideas y aberración de la memoria. Calor en la cabeza pero menos en los días anteriores; el frío en los extremos también ha sido menos. Ha seguido la tos seca sin expectoración, pero con un escupir continuo. Orines involuntarios a veces, aunque no muy frecuente. El semblante muy abatido. El pulso por la tarde fue suave; pero es de advertir que esa disposición no es constante. No se ha quejado tanto S.E pero tampoco ha explicado sus dolencias. Las sensaciones están como entorpecidas. Refrescar la cabeza, llamar el calor a los extremos, calmar la tos con agua musilaginosa ha sido el método de hoy, y el sagú por alimento. El vejigatorio ha purgado poco. Diciembre 13, a las nueve de la noche. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 19
La noche del día 13 al 14 S.E ha tenido un poco de descanso, efecto de un julepe anodino, y untura emoliente en el pecho. Desde las doce hasta las seis de la mañana durmió sin despertarse, y por consiguiente sin toser. Sin embargo sigue el entorpecimiento en las sensaciones; la lengua está más húmeda y menos irritada; la voz ronca, y mientras dormía el pecho le silbaba: hay siempre incontinencia de orina. El pulso está menos frecuente y algo blando. El vejigatorio ha purgado algo; después de haberlo curado S.E ha tenido una basca y un vómito. Tisana pectoral, untura anodina en el pecho y sagú por alimento. Diciembre 14 a las once de la mañana. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 20
El Libertador va empeorando más. El pulso, de regular que estaba a las ocho, se ha vuelto deprimido. Los extremos se mantienen fríos. Un sopor casi continuo se ha apoderado de S.E. El semblante está más abatido, y pronostica la proximidad de la muerte. Tose muy poco y nada expectora. Fortificantes y estimulantes al exterior. Diciembre 14, a las once de la mañana. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 21
S.E sigue en el mismo estado de postración, y aún peor. Poco a poco se le van agotando las fuerzas vitales. Decúbito en las espaldas, coma vigil, el facíes algo hipocrático, el sopor lo mismo la respiración estertorosa, palabras balbucientes y frío excesivo en los extremos, son los síntomas que tiene el enfermo. Ninguna esperanza nos queda. Siempre se usan los fortificantes interior y exteriormente. Sagú con vino es el alimento que puede pasar. Diciembre 14, a la una y media de la tarde. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 22
S.E sigue siempre declinado. Los únicos remedios que se usan son los fortificantes. El sopor permanece lo mismo que los demás síntomas expresados en el boletín anterior número 21. Diciembre 14, a las cuatro de la tarde. REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 23
S.E sigue en el mismo estado de postración. Sin embargo ha crecido de un modo sensible los síntomas expresados en los dos boletines antecedentes. El pulso está siempre deprimido, los extremos fríos, las palabras balbucientes, etc., pero el hipo no ha sido tan a menudo esta noche. El vejigatorio purga poco, y tiene la llaga un color blanquisco. Se sigue el mismo método, es decir fortificantes al exterior y al interior, sinapismos y untura anodina en el pecho. Sagú con vino por alimento. Diciembre 14, a las nueve de la noche. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 24
S.E se halla casi lo mismo, con la diferencia que los síntomas han perdido algo de su fuerza. Así es, el calor ha vuelto a los extremos, el pulso está menos deprimido, etc. Además ha arrojado algunos esputos. A pesar de las pocas esperanzas, siguen siempre los fortificantes y alimentos nutritivos, como el sagú con vino. Diciembre 15, a las seis de la mañana. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 25
S.E sigue lo mismo y aún le vuelve a ratos el hipo. Está siempre con el mismo desvarío. La tos se ha vuelto seca, y no esputa casi nada. La lengua seca en su centro. El pulso menos blando. Sin embargo el frío en los extremos no ha vuelto como ayer. Medicamento pectoral. Sagú por alimento cada dos horas. Diciembre 15, a la una de la tarde. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 26
El estado de S.E es siempre crítico. El mismo desvarío, palabras balbucientes, semblante más decaído, estupor en el rostro, orines en pequeña cantidad; voz ronca, la lengua algo seca, poca expectoración. Las fuerzas vitales estimuladas por el arte no bastan para tanta complicación, y por consiguiente hay muy poca, y por mejor decir, ninguna esperanza de conservar la vida de S.E, el Libertador. Sin embargo siguen los remedios pectorales, y unturas anodinas en el pecho; refrescos en la cabeza, y frotaciones espirituosas en los extremos. Sagú por alimento. Diciembre 15, a las cinco de la tarde. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 27
Vuelven a agravarse los síntomas peligrosos de que he hablado antes en los últimos boletines. Ha vuelto el hipo a menudo, la cabeza se ha puesto calurosa, el frío ha invadido otra vez los extremos, por consiguiente ha resultado el desvarío continuado que S.E tiene desde esta tarde. La voz se ha puesto más ronca y las palabras balbucientes. Nada de despejo en todo el día. El pecho no se afloja, aunque la tos no es mucha. Los orines son pocos. Refrescos en la cabeza, dos ventosas en la espalda y dos vejigatorios en las pantorrillas; el de la nuca ha purgado poco. Se le dieron dos cucharadas de una poción antiespasmódica, y se contuvo el hipo. Tisana pectoral incisiva por agua común. Se le pusieron dos lavativas. Por alimento una taza de sagú cada dos horas. Diciembre 15, a las nueve de la noche. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 28
Los síntomas de S.E se están exasperando por momentos. El desvarío continúa, los orines están parados, el hipo no cede, los extremos muy fríos. El semblante ha vuelto a ponerse hipocrático. El pulso está miserable. ¡Nunca había llegado S.E a tan sumo grado de postración! Frotaciones espirituosas en los extremos, poción antiespasmódica, una cucharada de un cordial. Desde las nueve de la noche no había tomado alimento. Se le prepara actualmente un poco de sagú con vino. Diciembre 16, a la una de la madrugada. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 29
Por los muchos estimulantes y fortificantes se sostiene la vida de S.E. Ha vuelto un poco de calor a los extremos, el pulso no está tan decaído, pero vuelvo ha decirlo, es solo el estímulo de los remedios. Aún no se han curado los vejigatorios, pues habiéndoselos quitado a media noche el mismo paciente, fue necesario reponérselos. Frotaciones espirituosas en los extremos, antiespasmódicos al interior, son los remedios que se le están haciendo. El sagú con vino por alimento. Diciembre 16, a las seis de la mañana. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 30
S.E va siempre declinado y si vuelven las fuerzas vitales a sobresalir alguna vez, es para decaerse un rato después; finalmente es la lucha externa de la vida con la muerte. El vejigatorio de la nuca ha purgado bastante; pero los que se pusieron anoche en las pantorrillas han hecho muy poco efecto. Los orines se han suprimido. Siguen siempre las frotaciones espirituosas en los extremos, las bebidas antiespasmódicas, unturas emolientes, y lavativas. Sagú cada dos horas. Diciembre 16, a la una de la tarde. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 31
Todos los síntomas de la enfermedad de S.E han vuelto a exasperarse; además se le ha notado otro síntoma malo, y es que ha hecho orines ensangrentados. La respiración es más trabajosa, y apenas han purgado los vejigatorios, principalmente los de las pantorrillas. Frotaciones espirituosas en los extremos, antiespasmódicos al interior, etc. Sagú por alimento. Diciembre 16, a las nueve de la noche. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 32
Todos los síntomas están llegando al último grado de intensidad; el pulso en el mayor decaimiento; el tácis está más hipocrático que antes; en fin, la muerte está próxima. Frotaciones estimulantes, cordiales y sagú. Los vejigatorios han purgado muy poco. Diciembre 17, a las siete de la mañana. – REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 33
Desde las ocho hasta la una del día que ha fallecido S.E el Libertador, todos los síntomas han señalado más y más la proximidad de la muerte. Respiración anhelosa, pulso apenas sensible, cara hipocrática, supresión total de orines, etc. A las doce empezó el ronquido, y a la una en punto expiró el Excmo. Señor Libertador, después de una agonía larga pero tranquila. San Pedro, Diciembre 17, a la una del día. – REVEREND.
Es copia: fecha a la una y media de la tarde. Cepeda, Secretario.
Es copia: Cartagena, enero 12 de 1831.
El Secretario de la Prefectura.
JUAN BAUTISTA CALCAÑO
DesdeLaPlaza.com/Agencias/RS