Tal día como hoy un 25 de septiembre de 1799 nace una de las mujeres guerreras y luchadora que ha dado Venezuela: Luisa Cáceres de Arismendi.
Fue esposa del General Juan Bautista Arismendi. Durante la era independentista Cáceres Arismendi junto a su familia, fueron víctima de acoso, vejámenes, torturas, destierros y muertes, por el ejército realista, hechos que no impidieron que siguiera adelante con sus ideales patrióticos y libertarios.
La heroína venezolana fue encarcelada estando embarazada, como presión para que su esposo se rindiera, esto ocasionó que su hija perdiera la vida al momento del parto por las condiciones de su cautiverio, quien mantuvo su cuerpo a al lado de ella durante dos días, hasta que fue trasladada a otra prisión.
Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 24 de agosto de 1876 convirtiéndose en la primera mujer cuyos restos reposan allí.
Por ello, a 218 años de su nacimiento, DesdeLaPlaza.com le rinde homenaje a esta insigne mujer con la poesía analítica de Engel Salazar Aguirre, ‘Luisa Cáceres de Arismendi’.
‘Luisa Cáceres de Arismendi’
Las manos tiemblan y el sudor resbala,
el ceño frunce unas lágrimas que no aguantan
el atrevimiento no pagado de escribirte, madre.
Los nervios de no caerte bien,
la cobardía de las letras,
tu soplo y tu cobija en mi sien
y tu abrazo en las eternas.
Los castigos en castillos no pudieron,
los odios de los traidores,
ni la peste ni las migraciones,
ni las falsas oraciones.
Las mujeres de mi patria ven el orgullo con tus ojos.
Yo veo en tus manos el vientre mismo del amor,
el calor de la revolución,
la acción del corazón.
Santa Rosa fue tu ciclo,
que ascendió tu alma en la dignidad de la República
y el cordón umbilical del continente.
Estás en futuro y presente,
en la siembra de la tierra,
en el olimpo de mis dioses reales
y en la tradición de mis padres ancestrales.
Cada mujer que llora
brota tus llantos,
cada hombre que nace
grita tu nombre,
cada patria que pare
te honra,
cada estrella del cielo
es una sonrisa que nos regalas.
Eres la gloria de la verdad
no inventada,
realidad
que en vida habrá de adorar
la advocación de la Madre en ti:
madre viva
de mi alma soberana.
¡Quién te deleite
con lo mejor de su alma
en consagración a tu honor,
se quedará corto, madre!
DesdeLaPlaza.com/Agencias/RS