El 19 de octubre de 1906 nació en Güiria, estado Sucre, el político y conocido director de la policía política de Marcos Pérez Jiménez, Pedro Estrada. Fue el segundo y más longevo Director de la Seguridad Nacional.
Fue apodado por la oposición como El Chacal de Güiria y como “Don Pedro” por la sociedad venezolana de la época.
En enero de 1936 asumió el cargo como Jefe de la Policía de Maracay, y ejerció hasta 1937 cuando le nombraron Jefe de la Sección Político Social de la Gobernación de la Policía de Caracas. En esos tiempos, Estrada organizó las primeras redes de información sistemáticas que surgieron en Venezuela, las cuales reportaban toda actividad comunista que se sospechase atentaran contra la integridad del Régimen.
Estrada suprimió el motín realizado el 14 de febrero de 1936 en Maracay, capital del estado Aragua donde un grupo de militantes del Partido Comunista de Venezuela intentó tomar el poder en el estado.
En 1940 fue nombrado Segundo Comandante de la Policía de Caracas, cargo que ejerció hasta diciembre de 1944. Hasta esa fecha fue el principal organizador de la Policía uniformada de Caracas, que con los años se convirtió en la Policía Metropolitana.
Posteriormente, fue nombrado Director de la Cárcel Modelo de Caracas y luego Jefe Civil de Catedral, cargo del cual fue destituido por el Gobierno del General Isaías Medina Angarita. Salió exiliado a Estados Unidos el 22 de diciembre de 1945 con un salvoconducto de la Embajada de Estados Unidos. A partir de este momento se unió a la conspiración contra el Gobierno de Acción Democrática, y regresó a Venezuela en abril de 1949, cuando entonces conoció al Teniente Coronel Marcos Pérez Jiménez.
Debido a la simpatía que tuvo con Estrada, el Teniente Coronel Carlos Delgado Chalbaud, por la afiliación que había tenido con su padre, el General Román Delgado Chalbaud, le nombró Agregado Especial en la Embajada de Venezuela en Washington con la intención de establecer una red de espionaje entre los exiliados acción democratistas que conspiraban contra la Junta Militar de Gobierno liderada por Chalbaud, Pérez Jiménez y Luis Llovera Páez.
Estrada viajó desde Miami a Suiza, Inglaterra y finalmente a París, Francia donde se radicó. En los años posteriores se dedicó a dar asesorías en el ramo de la seguridad, y ejerció funciones de Asesor de Inteligencia para la Sûreté, la policía de seguridad francesa. Este país le concedió la figura de Asilo Político por lo cual nunca fue extraditado a Venezuela.
Hasta el final de sus días vivió con su esposa Alicia Parés Urdaneta de Estrada y sus tres hijas, dos de ellas casadas con franceses y la menor con un inglés y residente en Estados Unidos. Estrada escribió sus memorias donde habla sobre una buena parte de las confidencias del Régimen así como los personeros políticos de oposición que sirvieron como espías para la Dirección de Seguridad Nacional.
Estrada falleció a los 82 años y fue sepultado en París.
Eugenio Montejo
En 1938 nació el poeta y ensayista venezolano, Eugenio Montejo considerado el padre del cuento corto. Fue fundador de la revista Azar Rey y cofundador de la Revista Poesía de la Universidad de Carabobo. Fue investigador en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos de Caracas, y colaborador de una gran cantidad de revistas nacionales y extranjeras.
En 1998 recibió el Premio Nacional de Literatura de Venezuela y en 2004 el Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo. Uno de sus poemas es citado en la película 21 gramos, del director mexicano Alejandro González Iñárritu.
Eugenio Montejo fue profesor universitario, gerente literario de la editorial Monte Ávila de Venezuela. Como diplomático trabajó en la embajada de Venezuela en Portugal en varias ocasiones.
El valor de su estimable obra poética y ensayística no ha parado de crecer en los últimos años, siendo una de la más importante y original de la última mitad del siglo XX.
Publicó poesía infantil con el seudónimo de Eduardo Polo. Entre estas obras destaca Chamario, de 2003, del que se habían adelantado algunos poemas en otros libros (como la antología Poemas con sol y son, de 2001), pero que en su forma definitiva es un libro inseparable de las ilustraciones de Arnal Ballester.
Su poesía para niños (“chamos”, de ahí el título del libro) se caracteriza por la ruptura con las convenciones literarias, como por ejemplo la rima, que respeta y destruye al mismo tiempo: “Un niño tonto y retonto / sobre un gran árbol se montó. / Con su pelo largo y rubio / hasta la copa se subió”; la experimentación lingüística con afán lúdico: “La bici sigue la cleta / por una ave siempre nida / y una trom suena su peta… / ¡Qué canción tan perseguida!”; y en general, la presencia del absurdo cuando menos lo espera el lector. De su obra se ha escrito, por ejemplo: “Son poemas musicales, inteligentemente humorísticos, de los que parecen sencillos pero cuya composición revela talento poético y un gran dominio del lenguaje”.
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