El 15 de agosto 1917 (hace 100 años) nació el Monseñor Óscar Arnulfo Romero en El Salvador, en la Ciudad Barrios, que se caracterizó por ser un siempre incansable luchador de los derechos humanos.
Vivió en el colegio Pío latinoamericano (casa que alberga a estudiantes de Latinoamérica), hasta que fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942 a la edad de 24 años. Regresó a El Salvador en 1943 y fue enviado a la ciudad de San Miguel donde sirvió como párroco en la Catedral de Nuestra Señora de La Paz y como secretario del Obispo diocesano monseñor Miguel Ángel Machado.
Poco después fue nombrado secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador en 1968. El 21 de abril de 1970, el papa Pablo VI lo designó Obispo Auxiliar de San Salvador, recibiendo la consagración episcopal el 21 de junio de 1970.
El Monseñor Óscar Arnulfo Romero luchó en pro de los derechos humanos y lo más pobres, en sus homilías denunciaba los atropellos contra los derechos de los campesinos, de los obreros y de sus sacerdotes. Creó una oficina de Derechos Humanos y abrió las puertas de la Iglesia para dar refugio a los campesinos que huían de la represión.
Condenó la represión por parte del ejército salvadoreño durante la guerra civil (1980-1982) entre el gobierno derechista y rebeldes de izquierda. Además, se encargó de denunciar la violencia militar.
«El gobierno no debe tomar al sacerdote que se pronuncia por la justicia social como un político o elemento subversivo, cuando éste está cumpliendo su misión en la política de bien común», afirmó el Arzobispo el 10 de febrero de 1977, en una entrevista que le realizó el periódico La Prensa Gráfica.
A raíz de sus reiteradas denuncias comenzó ser objeto de una campaña contra su ministerio arzobispal, su opción pastoral y su personalidad misma, cotidianamente eran publicados en los periódicos, editoriales, campos pagados, anónimos, entre otras, donde se insultaba, calumniaba, y se amenazaba directamente la integridad física de Monseñor Romero.
El domingo 23 de marzo de 1980 pronunció su última homilía, la cual fue considerada como una sentencia de muerte debido a la fuerte denuncia que realizó. “En nombre de Dios y de este pueblo sufrido… les pido, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, cese la represión”.
Un día después, Monseñor Óscar Arnulfo Romero fue asesinado con un disparo, mientras oficiaba la Eucaristía en la Capilla del Hospital La Divina Providencia, al momento de preparar la mesa para recibir el Cuerpo de Jesús. Murió a manos de un francotirador que formaba parte de los escuadrones de la muerte de ultraderecha, financiada por la Agencia Central Estadounidense (CIA, por su sigla en inglés).
Fue enterrado el 30 de marzo y sus funerales fueron una manifestación popular de compañía. “La palabra queda y ese es el gran consuelo del que predica. Mi voz desaparecerá pero mi palabra, que es Cristo quedará en los corazones que la hayan querido recoger” (1978).
Canonización y posible visita del Papa Francisco
A partir del 24 de marzo de 1990 se introdujo la Causa de Canonización de Monseñor Óscar Arnulfo Romero y para tal empeño fue nombrado Postulador de la Causa el Pbro. Rafael Urrutia. Teólogos de la Congregación de la Causa de los Santos del Vaticano declararon el 9 de enero auténtico el martirio del arzobispo salvadoreño.
Trascendió que en el año 2019 se podría canonizar a Romero porque ya culminó el proceso diocesano, así lo informó el cardenal Gregorio Rosa Chávez citando como fuente al monseñor Vincenzo Paglia, postulador de la causa.
“El arzobispo en Roma que es encargado de la causa dio esa noticia ayer en Roma y explicó cuál era el milagro y que todo indica que el próximo año (podría ser la canonización)”, dijo.
En tal caso, según el propio cardenal, el Papa Francisco vendría a oficiar el evento y habría que preparar las condiciones.
DesdeLaPlaza.com/Telesur/KM