Desde hace unos cuantos domingos, venimos utilizando este espacio en Desde La Plaza para reconquistar en colectivo el hábito de la lectura, que sabemos es imprescindible para que seamos una sociedad de hombres y mujeres libres, críticos, sensibles y conscientes.
La práctica de la lectura debe fomentarse desde muy temprana edad, porque como todo hábito requiere de método y destreza. Si logramos que nuestros niños y niñas crezcan siendo lectores, ya de adultos habrán hecho del libro parte de su vida diaria.
Ahora, muchos padres y madres, maestros y maestras, se preguntan cuál es la manera más eficiente y menos invasiva de despertar la pasión por la lectura en niños, niñas y adolescentes, sobre todo en pleno siglo XXI, época en la que la tecnología es la reina de todas las distracciones posibles.
La meta inicial es el acercamiento y la profundización en los libros por parte de nuestros chamos y nuestras chamas, pero de una forma creativa, lúdica y placentera. Para Carmen Domech, Nieves Martín Rogero y María Cruz Delgado Almansa, autoras del libro Animación a la lectura, ¿cuántos cuentos cuentas tú?: “Hay que tener claro que el aprendizaje de la lectura se considera una competencia técnica, mientras que el hábito lector constituye un comportamiento, y en este caso, el placer se entrelaza con el entorno y las necesidades internas”.
Se debe establecer un plan en la casa y en la escuela que promueva este acercamiento al libro de una forma divertida. Para ello, se necesita entender la lectura como un experiencia vital, dar el salto de una lectura pasiva y puramente narrativa a una activa y proyectiva, lograr que lo leído sea relacionado con el entorno cercano y las propias inquietudes, desarrollar una conciencia crítica y selectiva, reflexionar sobre los valores y actitudes que encierran los libros y adquirir una sensibilidad estética, tanto en el plano literario como hacia la manifestación artística que representan las ilustraciones.
Consejos prácticos para adultos
Para tener éxito en la incentivación del hábito lector en los más pequeños de la casa debemos tener a la mano una biblioteca. Que los libros como objetos vivos y compañeros de viaje siempre tengan presencia. Que los niños, la niñas y los adolescentes asuman al libro como parte de su cotidianidad. Porque, como lo dice el libro Animación a la lectura, ¿cuántos cuentos cuentas tú?, “se trata de que realicen una lectura profunda y viva, frente a la lectura pasiva que se limita a descifrar los caracteres impresos, y que les permita proyectar sus inquietudes y encontrar vías de solución a sus problemas”.
El plan a implementar debe tener una metodología abierta y flexible, pero también una participación activa y responsable por parte de los adultos, para que ayuden a desarrollar la creatividad y las propias potencialidades sin forzar el proceso de aprendizaje de los niños y jóvenes. Tomen en cuenta que, a diferencia de otras actividades como ver televisión, la interacción es imprescindible, ya que eso ayuda a que comprendan lo que leen, vivan y lo expresen mediante su propio lenguaje. También es importante proponer lecturas que se conecten con sus curiosidades e inquietudes, para lograr una participación real y productiva; forzarlos a leer algo que no capte su atención ni responda sus preguntas es un grave (pero común) error.
Nosotros, los adultos, debemos usar nuestra imaginación al momento de establecer un plan para despertar la pasión lectora en los pequeños de la casa, porque las actividades alrededor del libro deben tener un carácter lúdico, para que resulte una experiencia placentera. Por eso, es vital que hagamos del libro y la literatura un objeto lúdico mediante la puesta en juego de todos sus recursos, beneficios, habilidades.
Al disponer de una biblioteca, debemos llevar registro de los libros leídos por nuestros chamitos y anotar si hubo conexión o no. Establecer una panorama el tipo de lecturas que más llaman su atención.
Finalmente, tomen en cuenta que intercambiar opiniones sobre las lecturas realizadas en gratas conversaciones, círculos de lectura o tertulias informales; es una forma de incentivar la lectura activa, crítica y productiva. Si toman estos consejos y los aplican con constancia, creatividad y verdadera voluntad, verán que harán de sus hijos e hijas, alumnos y alumnas, una generación de chamitos lectores que tendrán en sus manos el futuro de Venezuela.
DesdeLaPlaza.com/Gipsy Gastello
@GipsyGastello