En todos hemos visitado la plaza Bolívar de nuestra ciudad o localidad donde habitamos, porque en cada rincón de Venezuela hay aunque sea una pequeña plaza que lleva el nombre de El Libertador de América, Simón Bolívar.
En el caso de Caracas, por tratarse de la Capital del país, esta plaza es el centro de todo y tiene un increíble pasado; y sin importar que no es la más grande –este título latinoamericano lo tiene en la plaza Bolívar de Maracay-, tiene un valor intangible.
Ubicada en el centro histórico de la Parroquia Catedral del municipio Libertador, en 1567 nace la Plaza Mayor (hoy plaza Bolívar), cuando Diego de Losada manda a colocar un rollo de madera en el centro del área escogida y repite tres veces dando golpes con su espada: «Si hay alguna persona que me contradiga que salga a lo pedir y demandar; pues yo a nombre de mi Majestad lo defenderé».
Este espacio es considerado uno de los más importantes del país, porque se encuentra rodeada de construcciones de relevancia histórica, como el Museo Sacro, la Catedral de Caracas, el Palacio Municipal, la Capilla de Santa Rosa de Lima, el Palacio Arzobispal, la Casa Amarilla y del Gobierno del Distrito Capital.
Además, es el sitio donde Venezuela logró el primer paso hacia la independencia, promoviendo una rebelión popular contra la corona española en 19 de abril de 1810.
Después de la independencia, le dieron el nombre de Plaza de Armas y Plaza del Mercado, y fue en 1842 que llegan los restos de Simón Bolívar desde Santa Marta, y se le dio el nombre formal de Plaza Bolívar.
El 7 de noviembre de 1874 es inaugurada la estatua ecuestre del Libertador Simón Bolívar en el centro de la plaza con el repique de campanas y 21 cañonazos. La obra del escultor italiano Adamo Tadolini, es una réplica exacta de la estatua de la Plaza Bolívar de Lima, Perú; mide 4 metros de alto y en ella, Bolívar está sobre un caballo sostenido por sus patas traseras sobre el pedestal.
DesdeLaPlaza.com/Fotos: Yrleana Gómez