Hoy se cumplen 115 años de la muerte de uno de los escritores más reconocidos de la historia, Oscar Wilde. El dramaturgo irlandés escribió obras tan famosas y recordadas como «El retrato de Dorian Gray» o «La importancia de llamarse Ernesto» claves en la literatura de los tres últimos siglos.
Oscar O’Flahertie Wills Wilde nació un 16 de octubre de 1854 en Dublín. Su madre influyó en el futuro desarrollo de su talento dado que escribía poemas revolucionarios y tradujo la novela de terror gótico «Sidonia la hechicera», obra que le impulsaría a introducir elementos más oscuros en sus futuros relatos.
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Ganó el premio Newdigate por su poema «Ravenna» (1878). Tan sólo tres años después, publicaría su primera recopilación de poemas, que supuso el lanzamiento de la carrera de Wilde.
En 1884, después de su periplo por Norteamérica y París, Wilde contrajo matrimonio con Constance Lloyd, con la que tuvo dos hijos, Cyril y Vyvyan. A partir de ahí comienza el periodo más fructífero y creativo de su carrera, publicando numerosas obras dentro del género de los cuentos como las compilaciones «El príncipe feliz y otros cuentos» (1888) y «Una casa de granadas» (1892).
Eterna juventud
Sin embargo, la obra sin duda más recordada de Wilde sería «El retrato de Gray», la única novela que publicó el autor, quien fue tachado de inmoral, deprabado y objeto de críticas voraces por el implícito erotismo entre hombres, que no sentó nada bien a la sociedad de la época.
Asimismo, esta inmortal obra se ha posicionado con buena aceptación en nuestros días y ha sido objeto de múltiples adaptaciones cinematográficas, que han querido explorar el mito de la juventud eterna.
Luego de su éxito en el género de los cuentos y de la novela, Wilde exploró el campo del teatro con «El abanico de Lady Windermere». Tan bueno fue el recibimiento de ésta que siguió escribiendo obras tan reseñables en su carrera como «Una mujer sin importancia», «Un marido ideal» o «La importancia de llamarse Ernesto», que le establecieron como un digno autor de teatro.
Decadencia y leyenda
En 1891, Wilde conoce a Lord Alfred «Bosie» Douglas, el tercer hijo del Marqués de Queensberry, y pronto inician un romance que les convierte en inseparables. Cuatro años después, el escritor demandó al padre de «Bosie» por difamación ya que le había acusado de homosexualidad. Wilde retiró el caso, pero fue arrestado y declarado culpable de indecencia grave y condenado a prisión.
Alejado de su familia, pues Constanza huyó a Suiza con sus hijos tras el escándalo, Wilde continua escribiendo durante su encierro. De esta época surge «De Profundis», una larga carta dirigida a su amante en la que rememora su relación y se reafirma en sus actos. Tras su liberación escribe «Balada de la cárcel de Reading», poema sobre la relación entre el amor y las convenciones sociales, entre la vida y la muerte, todo bajo la agonía de su encierro.
A partir de ahí, Wilde se dedica a vagar por Europa sin poder recuperar la creatividad que le había encumbrado pocos años antes. Solo y enfermo de meningitis, Oscar Wilde fallece el 30 de noviembre de 1900.
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