Comenzaron los ensayos de El pez que fuma, obra de Román Chalbaud que, bajo la dirección de Ibrahim Guerra, servirá para el relanzamiento de la Compañía Nacional de Teatro (CNT).
El director Guerra está trabajando, por ahora, con 28 de los 44 actores que fueron escogidos en severo casting para la CNT. Se ensaya con dos elencos y se espera que durante la última semana de octubre y la primera de noviembre se haga el estreno en el teatro Nacional, con artística escenografía de Armando Zullo y vestuario de Daniel García, música grabada y la presencia de un piano y una monumental rockola.
Este montaje 2016, el quinto que se le hace al texto chalbaudiano, trascurre en un burdel venezolano, del año 1967, y ahí, como dice su autor, están los personajes que el inventó”. Esos entes teatrales me dictan lo que quieren ser y así los presento. No intento explicar mis obras teatrales, ni tampoco mis películas, dejo que el público las vea, las digiera y saque sus propias conclusiones. Los prostíbulos son sitios donde, especialmente los hombres, drenan pasiones y trata de conseguir por horas ese amor que se sale no solo por la boca. Hay muchos sueños o anhelos que ahí se forjan o que naufragan.
El poder y el amor son las dos grandes pasiones de los seres humanos y eso ahí está muy bien marcado o definido. Además, a todos nos atrae un burdel, porque en esos antros pasan muchísimas cosas. En estos tiempos hay otros sitios o espacios que han intentado sustituirlos, pero los lupanares siguen existiendo. El teatro es un espectáculo y los venezolanos son muy inteligentes y agarran todo lo que unos les dice y lo reitero yo que tengo más de medio siglo en estos avatares del teatro y el cine, además de la televisión”.
COMPLICADOS AMORES
El pez que fuma es un próspero bar de copas y prostíbulo, o burdel o lupanar, administrado por La Garza, quien confía en su amante de turno, Dimas, para que deposite las ganancias en el banco; pero este es un dilapidador del dinero ajeno y además la engaña con otras meretrices. Desde la cárcel, Tobías, ex amante de La Garza, conspira, y le manda un “Judas” (Juan), quien se encarga de emponzoñar todo y enamora a la patrona del burdel. Dimas no se deja sustituir tan fácilmente y mata, sin querer, a la codiciada dama; termina en la cárcel y deberá resolver su conflicto con Tobías.
CUATRO MONTAJES
El estreno de El pez que fuma se hizo para la temporada de El Nuevo Grupo, en el teatro Alberto de Paz y Mateos, en 1968, contó con un elenco maravilloso: Gloria Mirós sustituyó a Hilda Vera, quien después protagonizó la versión cinematográfica; trabajaron, entre otros, Herman Vallenilla, Rafael Briceño, José Ignacio Cabrujas, Humberto Buonocore, Maira Chardiet, José Luis Silva, Hercilia López, Rodolfo Parra, Nirma Prieto, Alexander Milic, Raúl Medina, William Moreno y debutó José Salas, quien además diseñó el vestuario y la escenografía. “Yo la dirigí”, dijo Chalbaud.
Nunca más montó se montó ese burdel, pero Chalbaud sí dejó que otros lo hicieran: en 1994, Cabrujas lo escenificó en el teatro El Paraíso, y ahí trabajaron, por cierto, Mimí Lazo como La Garza y Luis Fernández (era Juan, quienes hoy son asombrosos esposos y grandes trabajadores del teatro); en la temporada 2009, Dairo Piñeres lo montó, en la sala Rajatabla, para la graduación de los alumnos de Unearte. Y durante la temporada 2013, nada menos que en el teatro Trasnocho, lo mostró Elba Escobar. “Para mí son tres, de verdad, hasta ahora y el que firma Elba Escobar”, puntualiza Chalbaud, próximo a cumplir 85 años.
CATIA Y NO LA GUAIRA
Chalbaud, para que la historia teatral sea clara, comenta que nunca visitó ni tampoco sabía la historia del prostíbulo venezolano “El pez que fuma”. Supo que había existido y hasta tomó notas de algunos detalles sobre sus administradores y el tipo de clientela que tenía, porque un taxista, negro y anciano, se lo contó durante una noche del año 1953, tras llevarlo a la plaza Sucre para que se reuniera con sus compañeros de trabajo de la Televisora Nacional, en el bar “El canario”. Gobernaba el general Marcos Pérez Jiménez y la Seguridad Nacional, policía política del régimen, hacia honor al nombre, al menos en Caracas. Ese lupanar, que nunca vio, pero que se lo describieron o pintaron con muchos detalles, funcionó en las inmediaciones de la plaza Sucre y fue muy famoso durante la dictadura del general Juan Vicente Gómez. Le gustó su nombre, resultaba absurdo, poético y visto ahora hasta resulta garciamarquiano por ese realismo mágico que evoca: un pez fumador o fumón.
Pero fue 15 años después, de tal revelación en Catia, que terminó y estrenó su obra, a la cual bautizó El pez que fuma, porque además transcurre en un burdel. Comentó que el original burdel “El pez que fuma” no estaba en La Guaira, existió en Catia, y dejó huellas o secuelas; en las inmediaciones de La Guaira sí existía otra mancebía famosa, “La Pedrera”, “donde rodaron la versión cinematográfica de El pez que fuma, hacia 1976 y 1977. “Nuestro público tiende a confundir la realidad con el cine, eso hasta es bueno a veces. Supe, años después, que en Francia hubo, o todavía existe, un burdel llamado El pez que fuma, en francés por supuesto”, dijo.
DesdeLaPlaza.com / Elespectadorvenezolano