El escritor sueco Henning Mankell, maestro de la novela negra nórdica y quizás uno de los escritores más leídos de Europa, falleció este lunes en Gotemburgo, cuando apenas alcanzaba los 67 años edad.
El año pasado le fue, le diagnosticado un cáncer que contó a través de su último libro “Arenas Movedizas”, al que el propio escritor definió como “su duelo frente a la muerte”
Mankell fue el creador del inspector Wallander el protagonista de “La falsa pista”, “Asesinos sin rostro” o “La quinta mujer”—, títulos con los que la novela negra dio un salto enorme, tanto en temas como en lectores.
Pero Henning Mankell no fue sólo un gran autor de libros policiacos, él supo, a través de sus relatos, hacer un retrato crítico de la sociedad europea contemporánea. Sus obras tratan temas como la integración de los inmigrantes, la violencia de género o el profundo malestar que se oculta bajo la aparente perfección de los estados nórdicos.
«Son los otros quienes han inventado que Suecia es una utopía”, señaló en una entrevista con un medio español en el 2005. “Luchamos contra los mismos problemas que en España o Portugal, con la única excepción de que nosotros nunca hemos tenido una dictadura. En mis libros intento dar una imagen más real de Suecia. Es una de las sociedades más decentes en que se puede vivir».
Vendió unos 40 millones de ejemplares en todo el mundo, y también se dedicó a escribir para el teatro y para los niños. No fue sólo un gran escritor de mucho éxito, fue un tipo comprometido socialmente, al punto de asumir la dirección durante años el Teatro Nacional de Maputo, Mozambique y asumir el desarrollo de África como una causa personal.
Había nacido en Estocolmo el 3 de febrero de 1948, aunque pasó gran parte de su infancia en una comunidad rural, Sveg, donde se trasladó su padre que era magistrado. Fue marino mercante en su adolescencia y empezó su carrera literaria como autor teatral, aunque no comenzó a publicar las novelas de Wallander hasta 1991, cuando tenía 43 años.
Fue un gran defensor de la causa palestina y uno de los intelectuales que se encontraban en la flotilla abordada por la marina israelí cuando trataba de romper el bloqueo de Gaza, un ataque que acabó con nueve muertos y decenas de heridos. «Ningún bloqueo de la historia ha perdurado eternamente. Nadie acepta la sumisión. Tarde o temprano, a Israel le ocurrirá lo mismo que al sistema del apartheid en Suráfrica», señaló entonces, en unas declaraciones recogidas por la agencia France Presse.
Ese sentido sobrecogedor de la solidaridad, también lo aplicó al padecimiento del cáncer y escribió varios artículos, de una conmovedora sinceridad, sobre su enfermedad y sobre aquellos que padecen el cáncer en soledad.
Porque además de escritor, Mankell fue un comprometido intelectual que consideraba que su posición no solo le permitía, sino que le obligaba a denunciar lo que no estaba bien.
Un compromiso que demostró no solo con palabras en 2010, cuando se enroló en la Flotilla de la Libertad que trataba de llevar ayuda humanitaria a Gaza.
En relación con esta experiencia, explicó que finalmente le entristeció darse cuenta de que era el único escritor que formó parte de la flotilla.
“Pero este es el principal papel que creo que tengo como intelectual”, dijo.
Aunque su principal arma eran sus obras porque “a pesar de que un libro no cambia el mundo, no podemos cambiar el mundo sin cultura”.
DesdeLaPlaza.com/Telesur/AMH/MB