El 23 de abril se festeja el Día Internacional del Libro y del Idioma este se conmemora por la muerte de escritores como Shakespeare, Cervantes, Garcilaso de La Vega y nuestra Teresa de la Parra. Aunque se comenzó a celebrar desde 1926 en España es realmente en 1995 cuando por iniciativa de la Unesco se hace fiesta internacional.
Para hacer de la lectura un hábito y recorrer la aventura por la que solo aquellos que son atraídos por los hilos invisibles de las historias que se entretejen en sus líneas, el libro seduce a su lector con su cuerpo invitándolo a adentrarse a través de sus sentidos a disfrutarlo con el roce de cada página.
DesdeLaPlaza.com para celebrar este día e invitar a la lectura recopiló la experiencia de sus columnistas basadas en sus libros favoritos, que fueron llevados a la pantalla grande.
Keyser Solano: “Un bongo remonta el Arauca”
“Un bongo remonta el Arauca” así inicia la historia memorable de Rómulo Gallegos, quien inspirado en la llanura apureña, glorificó una de sus más grandes obras como lo es la novela Doña Bárbara. El tema es la lucha de la civilización contra la barbarie, realmente una lucha de poder. Esta historia fue llevada a la gran pantalla por el cine mexicano en 1943. La vi por primera vez en 1998, en blanco y negro, después de haber leído la novela. La he visto muchas veces por lo que se convirtió en una de mis películas favoritas, de esas que ves un domingo en casa cuando quieres ver algo agradable.
Me parece bastante interesante la película porque los personajes son muy parecidos a los que imaginaba al momento de leer la novela. Doña Bárbara una mujer recia y hermosa, con ojos altivos; Santos Luzardo muy inteligente y buen mozo; y, Marisela bonita pero tosca. Los paisajes fueron acorde con la narrativa de la obra literaria.
En mi opinión es muy corta la película en comparación con la novela, queda la sensación de que faltan más escenas, más narración del contenido. Sin embargo, esta película mexicana ha sido una de las mejores interpretaciones de la novela. Es una buena experiencia ver en el cine películas de los libros que has leído, es como si te dieran la oportunidad de meterte dentro del libro.
Iván Padilla: Pedro Páramo
A nadie sorprende saber que el guión de la mejor película que alguna vez vio y recuerda con tanto impacto, está basada en una determinada novela, en algún relato, ensayo y hasta en un poemario escrito en versos de rima consonante.
Yo no soy la excepción. Claro, trato de cumplir con mi particular norma de leer antes que ver. Es decir, de conocer el libro antes de ver la producción cinematográfica. Sobre todo porque estoy convencido de que la imagen prefabricada para el celuloide, o para cualesquiera de los formatos donde hoy se soportan las películas, es la visión de un tan lector como yo mismo, pero condicionado por sus propias y múltiples determinaciones que no tienen porque parecerse a las mías.
Hecha esta breve y “prejuiciada” introducción, me corresponde decir ahora que la novela Pedro Páramo, del escritor mexicano Juan Rulfo, se metió en mi gusto juvenil de lector, en tiempos cuando el denominado “boom literario” constituía un verdadero estallido. Gravitan en mi conciencia gustual lectora obras de la novelística nuestroamericana como Historias de Garabombo el invisible, Redobles por Rancas o El jinete insomne, del peruano Manuel Scorza.
El realismo mágico de nuestros escritores aterrizó en mí, asociado con aventuras muy ligadas a las luchas sociales de nuestros pueblos, especialmente indígenas y campesinos. Y es allí donde Pedro Páramo, novela que leí y más tarde la pude apreciar llevada al cine, me permiten que pueda considerarla, todavía en la actualidad, como de un muy acertado ritmo narrativo, tanto en su original como en la película homónima de Carlos Velo, con guión suyo, de Carlos Fuentes y Manuel Barbachano Ponce.
En fin, este emotivo relato en el que el coprotagonista es el joven Juan Preciado, quien “persigue” a su padre (Pedro Páramo, el otro protagonista, por cierto, para mayores detalles) durante toda la vida, como buscando enmendar el abandono temprano de éste. La historia de la búsqueda del regreso de aquello que siente que le fue arrebatado, es lograda por Juan Preciado después de la muerte de su madre, en una narrativa dual con las vidas paralelas de Pedro Páramo y Juan Preciado.
Esta emotiva historia relata la búsqueda de un joven tras su padre, quien no es otro que el mismísimo Pedro Páramo. Y más que la búsqueda de un padre, al cual nunca ha visto, Juan Preciado, el muchacho que se aventura a la penumbra de un destino fatal, cumple la búsqueda prometida al morir su madre. Es la búsqueda del regreso de aquello que le fue arrebatado, es decir, el cobro hacia su padre por haberlos abandonado.
En el caso presente, Pedro Páramo, la novela de Juan Rulfo, puede ser leída en pantalla y seguramente no se pierda nada de la esencia narrativa de Rulfo. Pero este empedernido lector les recomienda el contacto con el libro. Usted mismo descubrirá que su imaginación lectora siempre será insuperable.
Indira Carpio Olivo: Hacia rutas salvajes
Primero vi la película: Into the wild (Hacia rutas salvajes), escrita y dirigida por Sean Penn. Después, leí el libro -del mismo nombre- que dio origen a la que entonces se convertiría en mi película ritual: cada cierto tiempo vuelvo sobre ella y (re)descubro el camino. Lo mismo hago con el libro.
Lo escribió el periodista estadounidense Jon Krakauer. Es la historia real de Christopher McCandless. Una persona a la que su historia le obliga a huir de sí, y él es la sociedad, un muchacho de 22 años, con las mejores notas en la universidad, empeñado en cumplir con los trámites para el “éxito” que le impone la familia, la escuela, su comunidad, hasta que el hartazgo lo convida a cambiar las cosas. Dona todo su dinero, hasta quedarse en cero y entonces baja por el canal de parto hasta perderse en la tormenta, para nacer (de nuevo). Y hecho de barro, persigue sus pasos hasta Alaska, donde aprende a vivir el gran silencio, y a morir en la boca de lo salvaje: “Voy a parafrasear a Thoreau: más que amor, que dinero, que fe, que fama, que justicia… denme la verdad”.
El guión, la edición, la fotografía y la música (a cargo de Eddie Vedder) son inolvidables, y no hacen sino realzan las virtudes de un libro que, además de contar la historia de McCandless, narra en primera persona en qué consiste eso de la aventura.
Pero de la aventura se vuelve, para contarlo. A fin de cuentas, por algo bajamos al mundo y salimos de la bolsa. “La felicidad solo es real cuando es compartida”.
Tema de la película: Eddie Vedder – Society:
Simón Herrera: El Señor de los Anillos
Nito Biassi: Atrapado en el nido del cuco
En 1962 Ken Kesey editó su obra One Flew Over the Cukoo´s Nest, que se conoció en español como Alguien voló sobre el nido del cuco. En la obra, Kesey narra la vida en un hospicio a través de la voz de “Chief” Brondem, un corpulento amerindio que fingió ser sordomudo durante muchísimos años. La narración empieza con la llegada del personaje central de la novela: Randle McMurphy. Éste ha sido trasladado de la cárcel al asilo por simular demencia para poder cumplir su condena en ese lugar. Kesey basa la novela en su experiencia como enfermero en el turno noche del hospital psiquiátrico de Menlo Park, California.
La novela narra el enfrentamiento de McMurphy con la enfermera en jefe del pabellón: Ratched; ella representa la autoridad y la represión, mientras que Randle representa las ansias de libertad. Los choques entre ellos son inevitables, al final después de una salida de pesca, donde se producen algunos hechos mal vistos por la enfermera, Chief y McMurphy son enviados a electroshock.
Después de ese hecho, no se calma la rebeldía, sino que aumenta y, una noche, McMurphy introduce unas botellas de alcohol y dos prostitutas, una de ellas se acuesta con Billy, un personaje tímido, edípico y tartamudo. La enfermera lo encuentra y Billy la enfrenta sin tartamudear por primera vez. Ésta lo amenaza con contarle a la madre, por lo cual Billy se suicida. McMurphy reacciona intentando ahorcar a la enfermera. Como consecuencia, Randle es trasladado al pabellón de Alta Peligrosidad y la enfermera por las lesiones es licenciada. En ese tiempo la mayoría aprovecha para irse de alta o cambiar de pabellón.
Al regreso de McMurphy que ha sido lobotomizado, también regresa la enfermera, pero sin su arma principal: la voz, que por el incidente, la ha perdido. Chief no soporta ver a McMurphy en ese estado y lo ahoga con una almohada, para luego fugarse hacia la reserva donde vive su gente, con el fin de ver si alguno ha quedado libre del alcohol y del juego.
Esta excelente novela fue llevada al cine en 1975, en algunos países se conoció como Atrapado sin salida. Fue ganadora de cinco Oscars y representa claramente al libro, aunque la voz del narrador se pierde, poniendo una distancia entre el espectador y la acción.
Tanto en la novela como en el libro se ve claramente la crítica al sistema de salud psiquiátrico que privilegia los hospitales como depósito de pacientes y no de recuperación. La película pone de tal manera imágenes que uno se ve inserto en la historia que narra el libro.
Un párrafo aparte merece el título. Cukoo fue traducido como Cuco (fantasma), aunque en sí hace referencia al cucu, un pájaro de la zona y alude a una canción infantil. El cucu no hace nido, sino como el tordo, se aprovecha del nido ajeno. En el hospital psiquiátrico hay un vacío de lugar, es un no-lugar. Nadie puede estar en un no-lugar, nadie puede estar en ese tipo de hospital, pareciera ser la reflexión de Ken Kesey y de la película en la cual, el mismo Kesey colaboró con el guión.
Gipsy Gastello: De rosas y adaptaciones
Debatir sobre el valor de las adaptaciones cinematográficas de historias nacidas en libros (novelas, cuentos, relatos cortos, poesía) es todo un reto. Muchos jóvenes de hoy (y de ayer) hacen de lo audiovisual su atajo y ante una tarea académica literaria, prefieren ahorrarse el largo y placentero viaje de la lectura viendo una película.
Lamentablemente, no tienen idea de lo mucho que se pierden.
Sin embargo, El nombre de la rosa, legendaria novela de Umberto Eco (a quien no dejaremos de extrañar nunca) puede ser una feliz excepción. Esa extensa ficción histórica publicada en 1980 se vio en la gran pantalla seis años después de la mano del director Jean-Jacques Annaud y protagonizada por Sean Connery como Guillermo de Baskerville y Christian Slater como Adso de Melk.
Tanto la novela como la película son absolutamente maravillosas, sin desperdicio alguno. El tino del guión y el embudo de la producción lograron que una historia nacida para hacer historia tuviera su justa y libre interpretación. Recuerdo que intenté primero con la novela, era muy joven y ante semejante libraco, a las pocas páginas tiré la toalla. Luego vi la película y, fascinada por el argumento, decidí retomar el libro. Entonces, todo cambió, fue gracias a esa primera hipnosis que pude navegar sin mayores conflictos entre páginas y páginas de muy detalladas descripciones.
No todos los libros corren con la misma suerte al ser adaptados al cine. Pero en el caso de Umberto Eco, el azar jugó a su favor para quedar en la memoria de cómo el cine también sabe hacer buenas cosas.
Pero que esta feliz excepción no se vaya a hacer costumbre. Porque entre la imagen el movimiento y la palabra escrita, me quedo con la palabra escrita un millón de veces. Porque es ahí, en mi cabeza, donde puedo adaptar por completo lo que alguien me quiso contar.
https://www.youtube.com/watch?v=u6-57uQTPpE
DesdeLaPlaza.com/MB