En Venezuela el deporte Rey (así a muchos no les guste) es el béisbol y, además, es mi preferido. Aunque mundialmente el fútbol es el favorito de todos, aquí en nuestro país no lo es.
A pesar de no ser amante del fútbol, cuando juega la Vinotinto la apoyo totalmente. Me molesto cuando pierden y me alegro cuando ganan como todo venezolano.
Creo que son más los momentos de rabietas que los felices que he vivido con la selección, pero tristemente ya estoy acostumbrada y trato de tomarlo de la mejor manera, eso sí, sin dejar de apoyarlos.
Salomón Rondón, Tomás Rincón, Oswaldo Vizcarrondo, Rómulo Otero, Adalberto Peñaranda, Juan Pablo Añor, Josef Martínez, Luis Manuel Seijas, entre otros; son algunos de los muy buenos jugadores que posee nuestro equipo y que todos admiramos.
Todos son titulares en sus equipos y reconocidos internacionalmente. Cuando los ves jugar con sus clubes muestran las genialidades que pueden hacer demostrando que están ahí por su talento y por tener grandes habilidades con el balón.
Pero, ¿qué pasa cuando juegan con la Vinotinto? Esta es la pregunta que siempre nos hacemos todos los venezolanos. Unos le echan la culpa al técnico, otros a los jugadores y también existen algunos que culpan a la federación de fútbol.
Para mí todos tienen la culpa. Es de conocimiento público que la liga de fútbol nacional es mala, así como lo leen, MALA. El año pasado la Asociación de Clubes logró un acuerdo con el canal de televisión Gol TV por los derechos de transmisión del campeonato nacional y a cambio ellos recibirían un pago de 6 millones de dólares para mejorar y cambiar nuestro balompié.
Hasta los momentos la liga sigue igual o peor que antes. Cada vez son menos los asistentes a los estadios y los interesados en el fútbol nacional. A pesar de esto la liga ha parido estos excelentes futbolistas que nos representan en el extranjero. En cuanto al apoyo económico, la Vinotinto siempre lo ha tenido así que ahí no radica el problema.
¿Los técnicos? Puede ser. No hablaré de Richard Páez porque él comenzó con el boom Vinotinto y en ese momento estaban «en construcción». Ahora, para mí, estamos en el proceso de consolidación como una nueva selección que le puede jugar de tú a tú a los grandes equipos de latinoamérica.
Cesar Farías, Noel «Chita» Sanvicente y ahora Rafael Dudamel han cometido sus errores como cualquier técnico, pero son solo una persona que dirige a once jugadores. Cada uno de ellos con estrategias diferentes ayudaron a la selección a conseguir buenos resultados en Copa América (a pesar del arbitraje que nunca está a favor de nosotros) y en el caso de Farías también en eliminatorias.
Realmente ellos no son los culpables de que esta selección no se consolide como un equipo ganador, los verdaderos responsables son los jugadores.
¡Sí, ustedes! No es que no le pongan corazón y tampoco es que no lo den todo por la Vinotinto, pero ¿por qué no juegan aquí igual que con sus equipos? ¿Les da miedo o simplemente no están a la altura de esta selección? No voy a hablar como un técnico porque desconozco los términos, pero ya son tres DT que los han dirigido y los errores, o mejor dicho, HORRRORES que cometieron con uno lo han hecho con los otros dos.
Estoy de acuerdo con lo que dijo hace poco Richard Páez: «Volvimos a ser la Cenicienta del continente».
A veces pienso que es que no creen en lo buenos que son y en lo que pueden hacer o es que ya están acostumbrados a perder; pues si esto es así denle paso a las nuevas generaciones de futbolistas que sí quieren echarle un mundo con la Vinotinto y, si de verdad se sienten comprometidos con la selección, déjense de gafedades y pónganse a jugar, disfruten del encuentro como lo hacen con sus equipos, dejen el miedo y dennos esa alegría que todos queremos: ir a un mundial.
Sé que los seguidores de la Vinotinto somos intensos, fastidiosos, criticones y ladillas; pero es algo con lo que vivirán siempre. Y eso que aquí los medios deportivos no son como en España, Brasil o Argentina; que pueden alabarlos en un momento y destruirlos en otro. No se molesten con los fanáticos porque no tienen la culpa de que los ilusionen y luego les rompan el corazón.
A lo mejor ustedes no son los que nos ilusionan, pero sí los medios de comunicación deportivos que tratando de hacer crecer el amor por la Vinotinto nos crean «falsas esperanzas» y terminamos decepcionados. Yo no creo que sean falsas esas esperanzas, porque al ver los convocados en cada fecha eliminatoria y saber que están rompiendo la liga con sus equipos esa esperanza es real.
Espero que los jugadores entiendan que llegó el momento de hacer grandes cosas y que no podemos retroceder. Sigan el ejemplo de la Vinotinto femenina que nos enseñó hace poco que nunca hay que bajar los brazos.
DesdeLaPlaza.com/Kleberly Mendoza