Para los católicos la Navidad es tiempo de reafirmar el pacto que Dios hizo con la humanidad al enviar a su único hijo al mundo. A través de ese acto el Altísimo demostraba el amor que siente hacia el hombre. Sin embargo, y a pesar de que el nacimiento de Jesús dividió la historia del mundo en antes y después, del acontecimiento como tal se tiene pocas referencias históricas, razón por la cual mucho se ha especulado sobre la fecha exacta del advenimiento del Niño Jesús.
Mucho se ha especulado que el día 25 de diciembre, Día de Navidad, fue escogido por los padres fundadores de la iglesia para solapar un festival pagano «La Fiesta del Sol Invicto».
Sin embargo estudios demuestran que lo más probable es que haya sucedido al contrario y la mencionada fiesta pagana se haya instituido para diezmar una fiesta de los primeros cristianos que ya para 247 D.C cobraba importancia.
Según algunos estudiosos del tema la fecha del nacimiento de Jesús fue calculada sobre la creencia judía de la época, la cual tenía por cierto que los profetas judíos morían el mismo día de su concepción.
Para los primeros cristianos del este la fecha de concepción de Jesús fue el 25 de marzo, conmemorado casi universalmente en la actualidad como la Fiesta de la Anunciación. Si se calculan 9 meses de esa fecha se obtendrá al 25 de diciembre como el día del nacimiento del hijo de Dios.
Por supuesto, es improbable que sea la fecha del hecho histórico pero surgió estrictamente de los esfuerzos de los primeros cristianos latinos para averiguar la fecha histórica de la muerte de Cristo.
¿Por qué hacemos regalos en Navidad?
Desde el más profundo sentido cristiano, los regalos de Navidad conmemoran el mayor regalo que ha hecho Dios a la humanidad, su hijo. A través de su encarnación el Padre Celestial nos regala esperanza y redención.
Igualmente, se cree que los regalos navideños emulan los obsequios entregados al Niño Dios por los Reyes Magos al momento de conocerlo.
Éste es el auténtico regalo de Navidad: comprender que celebramos la cercanía de Dios. Jesús Nazaret es Dios-con-nosotros porque es Dios viviendo el drama de la existencia humana: la alegría y el dolor, el amor y la traición, la carencia de bienes materiales.
DesdeLaPlaza.com/Agencias/COM