Hace 131 años, un día como hoy, falleció en la ciudad de Caracas la Negra Matea, esclava de la familia Bolívar y quien se inmortalizo por haber sido algo más que una niñera para el Libertador Simón Bolívar.
Según los registros históricos, era hija de esclavos y nació en la hacienda El Totumo, ubicada en el estado Guárico, que era propiedad de la familia Bolívar. Como era la costumbre de la época adoptó el apellido de sus amos.
A pesar de que era sólo 10 años mayor que el Libertador, fue la encargada de los quehaceres de la hacienda, así como de cuidar y encargarse del pequeño Simón.
La Negra Matea, como se le ha conocido a lo largo de la historia, fue quien llevó en sus brazos al futuro Padre de la Patria hasta la pila bautismal y, junto con la negra Hipólita, lo cuidó y le dio amor. Ambas fueron muy queridas y recordadas por el Libertador en cartas posteriores.
Al morir Doña María Concepción Palacios, en 1792, Matea fue asignada a María Antonia Bolívar, hermana de Simón, de esta manera se encargó de las nuevas generaciones Bolívar.
Debido a las persecuciones de los Españoles contra la familia Bolívar durante la etapa indenpendentista, tuvo que huir con la hermana de el Libertador a la Habana, Cuba; donde se quedaron hasta 1823.
El 28 de Octubre de 1876, Matea fue invitada a asistir al traslado de los restos de Bolívar desde la Catedral de Caracas hasta el Panteón Nacional. El mismo Antonio Guzmán Blanco, el presidente, en ese entonces, de Venezuela la llevó del brazo y al acercarse al monumento exclamó con dolor: “¡Hijo mió, hijo mió!”.
El 29 de Marzo de 1886, a la edad de 113 años, muere en Caracas y sus restos reposan en la cripta de los Bolívar, en la capilla de la Santísima Trinidad, en la Catedral de Caracas.
DesdeLaPlaza.com/Agencias/RAL