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¿Es América Latina un lugar?

No. A mi entender, no. Al entender del imperialismo yanqui es su “patio trasero”. Lo cual quiere decir que, para ellos, sí es un lugar, con muchas riquezas y con un montón de latinos flojos que no encuentran qué hacer con ellas y, por tanto requieren de un organizado imperio que democráticamente les lleve la administración, hasta del pensamiento. Al entender de la Europa “subimperial” pero todavía con muchas ínfulas monárquicas y superioridad de conquistadores, es, cuando menos, un terreno de impensantes, condenados eternamente a mirar hacia la cosmovisión del eurocentrismo, para cualquier filosofía o saber académico en el que pretendan incursionar.

América Latina, que es latina porque así lo han querido los dominadores, para diferenciar muy bien de la América sajona del norte, es una doble desgracia. Primero, la de haber perdido su nombre originario de Abya Yala, y llamarse –luego del genocidio español sobre nuestras culturas- América. Y la segunda, la calificación o apellido de “latina” como eufemismo en el que se esconde el racismo, la segregación, la inferioridad, frente a los imperios y, particularmente, el estadounidense.

Estoy entre a quienes les gusta, como al apóstol de la Revolución cubana, José Martí, llamar a este lugar geográfico Nuestramérica. Como en el espíritu de la obra premiada al intelectual boliviano y nuestroamericano Juan José Bautista Segales encuentro mi pensamiento expresado, no voy a proponerle que titule una reedición de este libro, corregida y eventualmente aumentada, como “¿Qué significa pensar desde Nuestramérica?” o “¿Qué significa pensar desde Abya Yala?”.

Voy sí, a destacar el “no lugar” desde donde se piensa y que el compañero Bautista Segales insinúa muy prontamente cuando dice en su muy bien pensado texto crítico con “otro marco categorial”, un lugar intangible “desde el que se pudiese pensar con rigor, primero nuestros problemas, luego, el tercer mundo y, finalmente, la modernidad en su conjunto, para rematar en otra visión de la historia de la humanidad <desde> la perspectiva de los oprimidos, condenados y negados de todos los sistemas totalizantes” (página 26 de la edición hecha en Venezuela con motivo del Premio).

Habla Juan José Bautista de la perspectiva de clase, ese “lugar” de la conciencia, desde donde sólo es posible hacer frente y desmontar el “lugar” del pensamiento o cosmovisión del capital, de la modernidad y la posmodernidad, para dar paso al concepto de transmodernidad que acertadamente acuña nuestro filósofo de marras. La transmodernidad es en Bautista una oportunidad real de descolonización en el pensamiento y en la cultura de la dominación, reproducida como hegemonía en las academias y, por extensión, en las calles.

Leer ¿Qué significa pensar desde América Latina? Es una invitación a revisarnos los adentros, el pensamiento, la cosmovisión, pero, sobre todo, desde la perspectiva crítica de quien sabe que está enfrentando un inmenso monstruo que explota a la clase trabajadora en la producción, en la distribución y en el consumo de sus bienes. Revisarnos desde el no lugar de la conciencia de clase proletaria, de la conciencia nuestroamericana descolonizadora.

DesdeLaPlaza.com / Iván Padilla Bravo – @ivanpadillab / Ilustración: Xulio Formoso

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