Uno de los espacios públicos más antiguos de nuestra ciudad capital, que data de los años 1595, formando parte para ese entonces del ‘convento de San Jacinto’, es la ‘plaza de San Jacinto’, conocida también como la Plaza El Venezolano.
Ubicada en el casco histórico de Caracas, en la Av. Sur 1, esquina que lleva también el nombre de ‘San Jacinto’ en la parroquia Catedral, es también rodeada de importantes edificaciones coloniales, como el Museo Bolivariano y la Casa Natal del Libertador.
En el año de 1660 los Dominicos fundadores del convento, fueron obligados a abandonar el lugar, pasando a ser administrada por el gobierno provincial de aquellos tiempos.
En el año 1802 se inaugura el Reloj de Sol construido en mármol por iniciativa de Alejandro Humbolt. Y en el año de 1809 el ayuntamiento local decide convertir el área en un mercado.
Desde los tiempos de Bolívar
En el año 1812, el 26 de marzo, la antigua edificación del Convento de San Jacinto queda destruida casi por completo por el fuerte sismo que sacudió a la ciudad de Caracas.
Justamente el libertador Simón Bolívar pasó el terremoto en su casa, situada frente a la plaza, y enterándose que un grupo de frailes predicaban a la aterrada multitud congregada en aquel espacio abierto, haciéndole creer que el terremoto era un castigo divino por haberse separado la Provincia de Venezuela de la autoridad del Rey de España.
Según los historiadores, un venezolano furibundo partidario del Rey, José Domingo Díaz, narra que ese día Bolívar, fogoso líder, trepaba en mangas de camisa por sobre las ruinas del lugar pronunció un discurso en el que explicó que aquel lamentable fenómeno sísmico era un simple fenómeno natural ajeno a las ideas religiosas y políticas.
Y terminó su intervención, me vio y me dirigió estas impías y extravagantes palabras: “Si la naturaleza se opone a nuestros designios, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”.
Hasta una cárcel
En el año 1828, el ayuntamiento transforma parte del terreno en su sede y otra en una cárcel pública local, donde fue prisionero para los años 1846 Antonio Leocadio Guzmán, padre de quien años más tarde fuera presidente de la República Antonio Guzmán Blanco.
En el año 1882, Blanco devela en la plaza una estatua de su padre renombrándola como ‘El Venezolano’, siendo derribada en el 25 de octubre de año 1889 cuando este abandona el país.
El 24 de julio de 1893, por orden del presidente para ese entonces Joaquín Crespo es colocada nuevamente la estatua de Antonio Leocadio Guzmán.
El 17 de octubre de 1977, la plaza es declarada Monumento Histórico Nacional, pero al pasar de los años a finales de la década del ochenta es tomada por la economía informal lo que trajo como consecuencia el deterioro de la plaza.
Hasta los tiempos de Chávez
En el año 2005 comienza la recuperación de este histórico lugar, por ordenes del entonces Presidente Hugo Chávez, con motivo de la celebración del Bicentenario de la declaración de Independencia de Venezuela.
Se construye un monumento de 47 metros de altura con una base de 2,40 metros de ancho que simboliza el proceso iniciado el 19 de abril de 1810. La estructura está hecha de acero con una policromía en negro y rojo.
El color negro identifica los momentos de oscurantismo y atraso sufridos en nuestra Venezuela y el rojo es perfectamente identificado con los nuevos tiempos de libertad y dignidad revolucionaria.
Fotos: Yrleana Gómez
DesdeLaPlaza.com/Agencias/Rubén Scorche