Tal día como hoy, hace exactamente 101 años fallece una de las mujeres músicos, más emblemáticas de Venezuela. Ella fue la pianista, Teresa Carreño.
Considerada la mejor de su época, Carreño compuso el vals ‘Teresita’ dedicado a su hija. También son memorables su ‘Himno a Bolívar y el ‘Cuarteto para cuerdas en si bemol’.
En 1917, poco antes de su muerte, prepara una gira por Sudamérica y antes de iniciar el recorrido sale para Cuba, donde, luego de un exitoso concierto con la Filarmónica de La Habana, sufre serios quebrantos de salud por lo que el médico le aconseja que cancele su compromiso artístico y retorne a Nueva York.
Es en esa ocasión que le diagnostican parálisis parcial del nervio óptico que amenaza con extenderse al cerebro. Le prescriben un reposo absoluto y una dieta. Pero a pesar de haber tomado las precauciones pertinentes, Teresa Carreño falleció a los 63 años, en su apartamento de la Residencia Della Robbia 740 West End Avenue Manhattan, donde en el 2003 se develó una placa conmemorativa en su nombre.
Durante el funeral, celebrado dos días después, Louis Kaufman Anspacher, por entonces decano de la Universidad de Columbia, pronunció un discurso en honor a la artista. Durante el sepelio fueron interpretadas obras de Fanny Mendelssohn tales como Mi Dios, acércate a él, Dios secará las lágrimas de mis ojos y ¡Oh!, descansa en Dios.
El ataúd fue llevado en andas por sus colegas Ignacy Jan Paderewski, Mischa Elman, Albert Spalding, Charles Steinway, Ernest Hutcheson, Walter Damrosch, Walter Rothwell, Josef Stránský y Franz Kneisel. Más tarde, sus restos fueron incinerados, de acuerdo a su última voluntad.
Sus cenizas fueron traídas a Venezuela en 1938 y desde el 9 de diciembre de 1977 reposan en el Panteón Nacional. En su honor, el principal complejo cultural de Caracas, inaugurado en 1983, lleva su nombre, el Teatro Teresa Carreño.
DesdeLaPlaza.com/Agencias/Rubén Scorche