En los últimos años está de moda en los Estados Unidos el tema del fin de la humanidad, tal como la conocemos hoy, y el comienzo de una nueva evolución posthumana que afirman ocurrirá antes del 2030. Hablan de los hombres robots, de la inteligencia artificial y de los androides.
Estas ideas tienen como máximos representantes a los norteamericanos Vernor Vingen, Hans Moravec, Rudy Rucker y Marvin Minsky, quienes abordan el tema desde un ángulo puramente científico solo toman en cuenta el desarrollo tecnológico, ignorando factores tan importantes como el social y el cultural.
Sus teorías futuristas sobre el destino de la humanidad no dejan de ser sugerentes y sobre todo preocupantes. A estas ideas se opone otro grupo, que defienden las posibilidades humanas ante la maquina (o la imposibilidad de la maquina de ser humana), este otro grupo esta compuesto por John Searle, Hubert Dreyfus, Roger Penrose y Joseph Weizenbaum.
MÁQUINAS SUPERINTELIGENTES
No es un secreto para nadie que hoy en día las microcomputadoras alcanzan una velocidad de procesamiento de más de 100 mega hertzios (Hhz). Si lo comparamos con las primeras fabricadas en la década del 70 (que no alcanzaban los 10 Mhz), nos produce una sensación de asombro y surge una pregunta obligada: ¿hasta donde llegarán las máquinas y los robots?
Si tenemos en cuenta que el cerebro humano trabaja tan solo a una frecuencia de 100 hertzios o ciclos por segundo y que para principios de este año se ha anunciando la salida de micros de 130 y 150 Mhz y no se vislumbra una cota que limite la velocidad de procesamiento de la computadora basada en hardware cada vez mas sofisticado, con mayor capacidad de memoria, varios procesadores centrales (la materia gris de la máquina), mayor velocidad de acceso a los periféricos, tales como pantalla, teclado, disco, etc.
Aunque es cierto que la máquina realiza más operaciones por segundo que el cerebro humano (velocidad cruda), no se ha tenido en cuenta la complejidad de la información, cómo tratarla de forma eficiente, donde, por suerte, los humanos somos mejores. No obstante, casi todos los expertos coinciden en que nos se vislumbra ningún límite para que la máquina procese cada vez información más compleja.
Desde La Plaza / pacificrim