La crisis de la central nuclear de Fukushima en Japón, es la réplica constante de una tragedia que comenzó en el año 2011, después del terremoto que sacudió la capital nipona.
Los esfuerzos hechos por expertos en la central nuclear, muchos de los cuales han costado varias vidas, no parecen suficiente para detener el vertido radioactivo. El último coletazo de esta catástrofe ha sido anunciado por científicos de la Universidad Estatal de Oregón, Estados Unidos, quienes demostraron la presencia de radiactividad en una muestra de atún blanco, proveniente de las costas vecinas a ese país.
Aunque la investigación aclara que los niveles detectados en la muestra son mínimos y no puede considerarse que tengan un impacto sobre los seres humanos que los consumieran, puesto que una sola persona tendría que ingerir 318 mil kilos del pescados para comenzar a mostrar síntomas de contaminación radiactiva, sí es necesario – de acuerdo al informe presentado por los investigadores estadounidenses- alertar sobre el impacto que está teniendo esta tragedia sobre el Océano Pacífico.
En el caso más extremo, los niveles de radiación se triplicaron en los peces evaluados antes y después del desastre de Fukushima. El nivel era del 0,1% del punto establecido como un riesgo para salud por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). «Los niveles eran demasiado pequeños como para representar un riesgo de sanidad alimentaria, pero de todas formas queremos explicarles a las personas el tema para que sepan qué es lo que hay ahí», según ha explicado Delvan Neville, asistente de investigación en la Universidad Estatal de Oregón y uno de los líderes del estudio.
La crisis de Fukushima no sólo ha afectado al Japón, sus vecinos más cercanos, y como ya se ve, a los Estados Unidos de América. Hace poco más de un año, los gobiernos de Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia, aconsejaron precaución en el consumo del salmón, que hasta entonces, era un producto de uso frecuente e incluso altamente recomendado por sus ventajas para la salud. Tras los vertidos de la central nuclear japonesa y la constatación de muestras en algunos especímenes, los gobiernos recomendaron limitar su consumo, especialmente en mujeres embarazadas y personas menores de 15 años de edad.
Desde la plaza/EFE/ AMH