Para algunas mujeres mantener sus pies con buena apariencia es vital y para los hombres esto puede llegar a ser hasta un fetiche. Es por eso que hoy hablaremos de una tradición de la antigua China que se aleja mucho de lo que actualmente se define como belleza, los pies vendados.
Pues bien, se trata de la obsesión por los pies pequeños, también conocidos como “pies de medialuna” o “pies de loto”.
Se dice que esta tradición se originó en la época del emperador Li Yu, hace casi 1500 años atrás, cuando éste vio a una bailarina con los pies vendados que lo enamoró a primera vista.
Ella tenía vendas para que sus pies tomaran la forma de una medialuna y así lograr que su baile fuera un espectáculo más exótico. Su actuación tuvo una gran acogida por parte del emperador que luego ella pudo acceder a los grandiosos lujos del imperio.
El proceso consistía en vendar los pies de las niñas a partir de los 5 años de edad. La deformación completa tardaba años, y la mujer sufría muchísimo durante este tiempo, hasta que poco a poco los nervios del pie se iban atrofiando y finalmente morían.
De esta forma, tener una hija con pies pequeños era visto como una inversión a largo plazo, ya que tener pies pequeños era sinónimo de belleza.
Una mujer que los tuviera grandes era mal vista por la sociedad, mientras que aquellas que siguieran el método de empequeñecimiento de pies, tenían un futuro más prometedor y mayores oportunidades de conseguir marido.
Esta práctica duró hasta 1912, cuando fue declarada ilegal. Fue la modernidad, migración del campo a ciudad y la introducción de la cultura occidental las que lograron extinguir, casi por completo, tan cruel práctica.
Hoy quedan muy pocas mujeres con los pies deformados por el vendado, la mayoría siente vergüenza y aunque parte de la deformidad puede corregirse con cirugía, se trata de algo costoso.
DesdeLaPlaza.com/Agencias/RS