Hacer referencia a Caicara, municipio Cedeño, estado Monagas, es hablar de la máxima expresión cultural del oriente del país y cada 28 de diciembre se celebra el tradicional y ancestral Baile del Mono, festividad que reúne a quienes hasta por curiosidad llegan de diferentes lugares, es por eso que para este año las autoridades estiman albergar a más de 100 mil personas en el monódromo de la capital de esta jurisdicción.
28 de diciembre
A la medianoche se entona el grito del mono para dar paso a las parrandas que durante todo el día entonarán versos para poner a bailar a los asistentes.
Orígenes de la fiesta del Mono
«Todo el mundo baila, todo el mundo goza, bailando con el Mono», cantan una y otra vez los habitantes del estado Monagas, y sus alrededores, en una especie de himno festivo, cada 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes.
«De Carúpano pal mono… De Bolívar pal mono. De Caracas pal mono», se leen en los vidrios de los carros de las personas que cada año se dirigen religiosamente hacia la zona, en medio de un numeroso operativo de tránsito y seguridad en la vía, organizado por las autoridades locales.
La fiesta del Mono es un jolgorio popular celebrado, desde hace un siglo, en Caicaira de Maturín, situado al oeste del oriental estado Monagas. Los ancianos cuentan que su origen está emparentado con ceremonias efectuadas antiguamente por las comunidades indígenas Chaima, de las aldeas Caribe, con el propósito de obtener buenas cosechas.
Otros pobladores sostienen que esta festividad del mono luego fue extendido hace unas décadas a la plaza del pueblo, después de una parranda formada por la familia de apellido Palacios en la calle La casualidad de Caicara.
El ritual inicial consiste en el recorrido de las principales calles del pueblo de un bonachón personaje vestido con traje de mono, seguido en fila por los caicarenses tomados por la cintura y bailando un estribillo pegajoso, tocado al son del cuatro, las maracas, el furruco y la tambora, que dice «allá viene el mono, viene desde Punta de Mata, lo vienen bailando todos en una pata».
El Mono ordena bailar agachado o danza de un lado a otro, mientras los seguidores que lo acompañan son pintados con hollín o témpera (pintura a base de agua). El mono suele supervisar la danza y, entre las risas de los participantes, no deja de soltar unos leves correazos a quien no siga el ritual.
La duración del baile folclórico depende del entusiasmo y la resistencia física de los bailadores que participan en un ambiente cargado, en ocasiones, de bebidas espirituosas.
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