El 13 de noviembre de 1985, en la población Armero de Colombia, departamento del Tolima, ocurrió la tragedia natural más grande de la historia de esa nación, cuando el volcán del Nevado del Ruiz hizo erupción, tragedia que cobró la vida de 25.000 personas.
En horas de la noche de ese día tan triste, una avalancha de lodo volcánico arrasó con más de 4.000 viviendas, la mayoría de ellas ocupadas por familias a quienes les sorprendió esta acción de la naturaleza mientras dormían.
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Pero la tragedia de Armero, pudo ser evitada. Por más de un año expertos y las acciones propias del volcán advertían que una catástrofe se avecinaba y el pueblo, de 50.000 habitantes, debía ser evacuado.
Los emplazamientos de geólogos y de los armeritas para tomar acciones frente a una inminente acción volcánica no fueron escuchados en las altas esferas del poder, lo cual dejó como saldo la tragedia natural más grande para el pueblo colombiano.
“La Ciudad de Armero ha sido borrada del mapa, el volcán vecino la mató. Nadie pudo correr más rápido que la avalancha de lodo hirviente”, escribió Eduardo Galeano en El Libro de los Abrazos (1989) y hoy, tres décadas después, Armero duerme expectante, esperando que si otra vez el volcán vecino se pronuncia, los oídos del poder no se hagan sordos de nuevo.
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