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«Wakolda», nueva película argentina de Lucía Puenzo

“Wakolda”, es la  tercera película de Lucía Puenzo tiene mucho en común con XXY, su ópera prima de 2007. En ambas una familia debe lidiar con niñas ‘anormales’ y en ambas la intervención médica se ve como un ejercicio violento para alcanzar la elusiva normalidad.

Pero buena parte del clima enigmático y ambiguo de la primera ha sido reemplazado por una mezcolanza  obvia, casi didáctica; es el paso de una película inclasificable a una de género demarcado.

La película está situada en 1960, cerca de Bariloche. Una familia va en un jeep a reabrir un hotel. En una parada coincide con un hombre que se presenta como Helmut Gregor (Álex Brendemühl), un tipo que no habla mucho y que, cuando habla, tiene un extraño acento. La mujer (Natalia Oreiro), que estudió en una escuela alemana, puede conversar con él en ese idioma. Él les propone que sigan en caravana.

La niña de la familia (Florencia Bado) queda impresionada con él. Y él con ella. Le impacta la “armonía en la imperfección de sus medidas”, como escribirá luego en su diario. La niña tiene 12 años, pero parece de nueve. El señor, que es veterinario, dice tener también experiencia en medicina y eventualmente propone un tratamiento que le ayude a acelerar su crecimiento.

De otro lado, la niña entra al colegio alemán de la ciudad y comienza a notar la deferencia con la que tratan a su huésped y amigo, haciéndole sospechar que es más que un simple veterinario.

Hay varias reflexiones interesantes que se pasean por “Wakolda”. Una es la complicidad de Argentina con los criminales de guerra nazis refugiados allí tras la Segunda Guerra. Otra es la idea de la perfección con la que todos tenemos que lidiar y que los nazis trataron de resolver tenebrosamente. Otra más es la forma en que los padres se preocupan por sus hijos empujándolos a tomar riesgos excesivos.

Desde la Plaza/Semana/ AMH

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