Se supone que en una época como la nuestra, donde es casi imposible mantenernos aislados, guardar un secreto o alguna porción de la vida íntima en privado porque precisamente el gusto de la mayoría es exponer absolutamente todo, deberíamos gozar de relaciones mucho más estrechas. El sentimiento de soledad debería haberse aminorado gracias a los teléfonos inteligentes, las redes sociales, Skype, WhatsApp y todo aquello que nos ayuda a estar permanentemente conectados.
Lo que sucede es que la “conexión” digital, no siempre está ligada con la verdadera comunicación, el conocer al otro y establecer vínculos y lazos reales con aquellos que nos rodean.
En Bird People cinta que se exhibe en el país como parte del “Festival de Cine Francés”, Pascale Ferran expone su particular modo de ver las relaciones y la incomunicación humana aún en tiempos tecnológicos. Y es que quizás precisamente la masificación de todas las formas de comunicación es lo que permiten que nos difuminemos entre la multitud. Conocemos a muchos, nos relacionamos con todos, pero ¿a cuántos realmente tratamos? ¿De cuántos podemos decir que somos amigos? ¿A cuántos nos une un afecto sincero más allá del vínculo social o el parentesco? ¿Con cuántos hablamos cara a cara mirándolos a los ojos? ¿De cuántos conocemos su versión corpórea y real más allá de las apariencias y la realidad del 2.0?
Gary Newman (Josh Charles) llega a Francia por motivos de trabajo y en el silencio lejos de su rutina (mujer, hijos, casa, perro) descubre que su soledad es infinita y que su vida, la que creía en colores, ha sido bastante gris en los últimos años.
Por su parte, Audrey (Anaïs Desmoustier) trabaja de camarera en el hotel en que Gary se hospeda como medio para pagar sus estudios.
Las situaciones que se nos presentan en la cinta tienen la particularidad de no ser convencionales, la directora juega con la imaginación, la creatividad y el ingenio para desde la metáfora hacernos participe de un mundo fantástico que expone realidades.
Los cineastas se valen de alegorías para exponer aquello que puede verse mejor de forma sugerida que propiamente dicho. Lo hace Andréi Tarkovski en sus películas de forma reiterada y lo lleva a cabo Ferran que más allá de las abstracciones brinda una película inteligente y entretenida.
“Me preocupa que la gente piense que las nuevas tecnologías no modifican su comportamiento. Sería estúpido y reaccionario estar en contra de internet, porque ha supuesto una revolución, pero sí me parece importante observar los cambios que acarrea, sobre todo en un mundo ultra liberal en el que el individuo vive inmerso en una competición cotidiana. Ese conjunto altera, sobre todo, nuestra manera de relacionarnos con los demás” afirmó la directora en una entrevista para la Web Cine Europa.
La cinta es redonda y comienza del mismo modo en que finaliza, si pones atención luego de verla, seguramente podrás reflexionar un poco sobre el modo en que llevas tu vida y lo fidedignas que son –o no- las relaciones con quienes te rodean.
@luisauguetol