Fin del modelo venezolano de telenovela (telenovela cultural) – Regreso al modelo de telenovela tradicional – La televisión venezolana exporta, pero sigue dependiendo del Estado
La televisión abandona la posibilidad de un modelo propio de telenovela (la telenovela cultural) y retoma el romanticismo. Se hace presente una crisis económica real en Venezuela, y la apuesta no solo es producir para el país, sino para el mundo. Ya en los setenta, Venevisión concretaba la venta a Centroamérica y Estados Unidos de su primera telenovela, Esmeralda (1970) obra precursora de la venta de nuestros productos televisivos en el exterior.
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Por primera vez Venezuela exportaba algo que no fuera petróleo: Latinoamérica, Europa, Estados Unidos, e incluso los países árabes siguieron con atención los dramas criollos.
La televisión venezolana, de manos del sector privado, logra records impresionantes en el mundo con su principal producto. En España, uno de los capítulos finales más vistos en su historia televisiva es el de la venezolana ‘Cristal’ (Delia Fiallo, 1985) esto significó también enormes ganancias para las productoras locales. “Abigail”, “Topacio”, y otros dramas, no solo marcaron la televisión europea de la época, sino que viven aún en Europa, bien sea transmitidas por la TV de esos países (valga decirlo, pagadas en euros por esas televisoras), o en el recuerdo de generaciones que crecieron con dramáticos venezolanos.
La telenovela en Venezuela se convirtió en el producto de exportación más importante del sector no petrolero: “Se estima que, solamente en 1992, los ingresos por derechos de transmisión de las telenovelas venezolanas alcanzaron una cifra entre los 40 y 50 millones de dólares, lo cual equipara a la industria televisiva con las exportaciones mejor consideradas…” (IESA, Venezuela: El reto de la competitividad, citada por Francisco Tremonti, en la revista Comunicación, 1995, P-7)
Hasta 1993, 38 países en el mundo entero conocían alguna telenovela venezolana. A través de Coral Pictures (RCTV) y Venevisión Internacional, distribuidoras creadas con divisas de las exportaciones de estos monopolios venezolanos (fueron constituidas en Florida, Estados Unidos), llevaron la telenovela a EEUU, Europa y Asia, con ganancias, en dólares, mucho mayores a las antes citadas.
Contradictorio que una televisión que ganó tantas divisas por exportación, continuó dependiendo de los dólares que producía Venezuela, a través de PDVSA, para su equipamiento y costos internacionales, a través del Régimen de Cambio Diferencial (Recadi) ente regulador del control de cambios que rigió en buena parte de los años 80.
Una muestra de la naturaleza de la empresa privada, que necesitó acabar con el poder político de la época, ayudado por la incompetencia del mismo, buscando tomar a Venezuela sin un intermediario que denunciara su carácter rentista e improductivo.
DesdeLaPlaza.com / Ennio Di Marcantonio D.G.