A pesar de los intentos por transformar la cultura cinéfila y de los esfuerzos que se hacen para promover el cine venezolano, al parecer la violencia y las producciones importadas bajo el mismo formato americano siguen predominando la venta de entradas en los cines del país.
Documentales como El laberinto de lo posible, cuyo estreno se realizó en días recientes, queda rezagado en ventas comparados con la producción gringa El rescate y esto nada tiene que ver con calidad, fotografía, guión o contenido, simplemente con una cuestión de gustos y de cultura que aún sigue arraigada en el público venezolano.
El documental, dirigido por Wanadi Siso, además de explicar lo relacionado a la fotografía invidente, educa a la audiencia sobre conceptos que se dan por sentado como el «ver y observar», el sentido de la luz, la fe y la capacidad e inventiva del ser humano para adaptarse, sobrevivir y crear, dejando al final un mensaje muy poderoso. Sin embargo, la sala en su mayoría estaba vacía y al avanzar la producción más y más gente la abandonaba.
Para Juan Colmenares, uno de los espectadores de la producción El laberinto de lo posible, el verdadero cine no es para todo el mundo, ya que «requiere altos niveles de sensibilidad» a lo que agrega «debe existir también una compresión del arte. El cine es eso arte y sin esa compresión no hay apertura, entendimiento ni razonamiento«.
«El venezolano está muy acostumbrado a la violencia, pareciera que eso es lo que vende, yo sugiero que hay que reeducar a la sociedad, la labor que hace la Villa del Cine y otros organismos juegan un rol importante en ello, hay que continuar sensibilizando a nuestros ciudadanos. Está demostrado que las películas y las imágenes influyen en el comportamiento humano, así que deberíamos caminar para otro lado, una dirección distinta que nos permita reencontrarnos con valores que parecieran ausentes hoy en día», añadió.
Sí pueden ver
En relación al documental, Colmenares manifestó sentirse impactado al entender- según explicó- que las personas invidentes sí pueden ver, sólo que de una forma diferente y más profunda «a veces decimos que una persona es ciega porque no puede percibir el mundo de la misma manera que uno, pero sí pueden sentir la luz, así como otras cosas que son intangibles, que no están a la vista y muchas veces quienes gozan de sus cinco sentidos no pueden ver todo ese mundo que ellos sí».
Por su parte Elizabeth Meneses opina que producciones como El laberinto de lo posible deben verse y apoyarse «recomiendo ampliamente la película, lastimosamente la sala estaba vacía y algunos se salieron porque no hay sensibilidad, la gente hoy en día espera ir al cine para ver agresiones, violencia en cambio el cine debe ser un espacio de reflexión, distracción, entretenimiento y crecimiento humano, la cultura hacía el cine definitivamente debe cambiar» señaló.
Meneses calificó a la película de excelente y educativa ya que le permitió conocer la técnica de la fotografía invidente de la mano de su paisana Sonia Soberats «esta producción es un gran logro, es una reivindicación a esta comunidad. Por mucho tiempo se nos enseñó que ellos debían estar apartados, que no eran capaces y resulta que ellos ven mucho más que otras personas, desarrollando otras capacidades y mucha sensibilidad, podemos aprender mucho de estas personas».
El documental que posee calificación «A» puede ser disfrutado junto a la familia permitiendo a los pequeños de la casa conocer una forma distinta de hacer arte y ponerse en contacto con otra serie de valores «la película me enseñó que nada es imposible, un sordo puede hacer música, un ciego fotografía, ninguna discapacidad hace que una persona no logre sus metas … entonces yo que puede ver, caminar, hablar , qué me impide lograr mis sueños» comenta Juan Castillo de 9 años de edad «yo invito a otros niños a ver la película, a mi me gustó y las fotos son muy hermosas parece de otro mundo, para mi hoy ya nada es imposible».
[youtube http://www.youtube.com/watch?v=Is1Fu8oaOmk]DesdeLaPlaza.com/ María Caldera