La ciudad de Carora (1) es rebelde genética. Dos veces tuvieron los españoles que fundarla ya que los indígenas ajaguas y caquetíos les acababan la fiesta a los gallegos invasores.
Es una tierra hermosamente árida. Sus 36,2 grados centígrados (promedio anual) enceguecen la vista y crean espejismos que, secularmente, han encantado la vista y la pluma de sus músicos y poetas. Mi amigo Roberto López lo traduce con un grito: ¡Carora es París!
El Nóbel chileno, Pablo Neruda, de paso por estas tierras describió el amorío de astro rey con éste pueblo:
“y, si escogiera, el Sol
nacería en el nombre de Carora”.
A esta ciudad, Ciro Rabají llegó siendo un niño. Sus padres, allendistas declarados, se vieron forzados al exilio cuando el dictador Augusto Pinochet tomó el poder en Chile a punta de muerte. Tocaron pista en El Tocuyo (donde vivían otros chilenos exiliados) pero pronto recalaron en Carora.
Esta ciudad le dio a Ciro una patria y una melodía. Allí se hizo músico -también periodista y publicista– y empezaría una carrera que lo ubica en una generación de la que son referentes de la resistencia a los caprichos de la industria cultural.
Radio Shakespeare se llamó el primer experimento musical en el que se vio envuelto. Algo estudió de teoría y solfeo, pero la verdad es que ha sido un autodidacta musicalmente hablando.
Luego se formó -para decirlo en términos futbolísticos- en 11 inicial de El Pacto, banda que desde Lara se ganó un espacio en la movida nacional del rock de los años 90.
Hoy, Ciro reaparece con Plutonic Juruminga. Un sonido larense y profundamente latinoamericano.
Con él conversamos:
-Ciro, ¿Se puede traducir Plutonic Juruminga?
-Es un nombre que viene de un viejo anhelo musical. En el fondo, es el concepto con el que empezamos a trabajar a mediados de los noventa: el intento de mezclar elementos foráneos con los colores locales; en este caso, las expresiones populares larenses. La Juruminga es uno de los sones del Tamunangue (2), una suite de música y baile que representa parte de lo más entrañable del folklore venezolano. Y Plutonic, pretende ser la antítesis de todo lo ancestral del folk, más una caricatura tecnológica y sofisticada que los temas del proyecto intentan plasmar.
La Plutonic Juruminga inició hace dos años como un proyecto de estudio junto al guitarrista Juan Escalona. Se trata, en esencia, de un dúo.
Al principio ambos se juntaron para trabajar en la producción de 10 temas de Ciro. Le fueron dando con calma, tripeándose cada tema, pero en el camino se les ocurrió que podía funcionar como música en vivo.
Ya con ese panorama a la vista llamaron a otros músicos larenses: José Castillo, baterista de la banda caroreña Axaguas. Carlos “pescao” Fernández, miembro fundador de La Gente. José Carlos Vásquez, ex guitarrista de Circo Urbano y el baterista y productor Andrés Carabaño.
“La intención de nuestra primera etapa es ir publicando en nuestro sitio de SoundCloud los primeros 5 temas de “Protofolk”, el álbum debut, para posteriormente lanzar en conjunto los otros 5 que completan la obra. Ya hemos publicado “Bonanza” y “Devoto”, y ya vienen por ahí “Chabasquén” y “Plutón”.
VIDEO: «Devoto» de Plutonic Juruminga
-¿Cómo llegaste a Plutonic Juruminga?
-En 2013 se disuelve El Pacto, un Colectivo Musical que inicié a mediados de los 90 junto a otro músico larenses. Sentí que lo artístico era cada vez menos relevante en el trabajo que llevábamos a cabo, y que pese a la impronta de izquierda que siempre nos caracterizó, ya no había trabajo orgánico en la parte musical y a mi parecer nos habíamos transformado en meros voceros de la institucionalidad. Es así como abro camino propio y parto desde un par de temas que estaba preparando para un eventual próximo disco de El Pacto.
Después vino un período de creación y producción junto a Juan Escalona que fue bien especial, de donde salen otro puñado de temas, todos basados en una máquina de ritmos y sintetizador Roland 808 fusionada con una vieja guitarra acústica. Esos dos elementos, uno orgánico y otro electrónico, representan bastante bien la intención musical detrás de Plutonic Juruminga.
– ¿Un sintetizador y una guitarra acústica?
-Como te dije, en lo musical el concepto nace de esa fusión casi antagónica. Lo autóctono incorpora además de lo venezolano, cosas del folk colombiano, chileno y centroamericano. Tenemos un merengue campesino llamado “Chabasquén” que explora otra faceta del folklore venezolano que en lo personal no habíamos explorado.
En lo lírico, describiría a Plutonic Juruminga como una poesía con inspiración en cierto humanismo de izquierda. Es la vida desde el punto de vista de la expresión más genuina del pueblo. Al menos ésa es la intención en muchas de las letras. En un par de temas es la reflexión de un palestino, en otros es un latinoamericano.
– Ciro, ¿Qué aprendiste de El Pacto?
-Aprendí que siempre debe existir algo importante que decir. La música por la música no lleva a nada, y termina transformada en un ejercicio ególatra vacío. A veces como declaración de principios, otras como simple ejercicio artístico apoyado en metáforas. Y del final de El Pacto me queda que los músicos debemos ser cronistas de nuestra realidad, pero sin olvidar que estamos haciendo arte. “La poesía es la única verdad” dijo Cerati alguna vez.
– ¿Te llevas algo de El Pacto a Plutonic Juruminga?
-Plutonic Juruminga es un poco la continuación de un lenguaje musical que se inicia con El Pacto. El orgullo por lo que otros miran despectivamente como “pueblerino” y el afán de hacer de eso una propuesta musical. También no descartar ningún estilo o sonido, el deseo de experimentar con cualquier ritmo, eso creo que en los dos discos que edité con El Pacto está presente, y es una filosofía que aun traigo conmigo.
-Hace años hacer lo que hicieron ustedes con El Pacto era, al menos, raro. Hoy en más común escuchar rock con tamunangue o con calipso o con joropo…
¿Qué opinas de la actual movida musical de Venezuela?
-Ese criterio que te describía dio inicio, o reinicio, al Rock Mestizo. En los setenta Vytas Brenner principalmente, y en los noventa, a mi entender, Los Gusanos en el mainstream y El Pacto en una dimensión más under, retoman ese camino. En el caso nuestro, inspirados en el mismo Vytas, en Café Tacuba y Mano Negra.
Creo que después, a comienzos del nuevo siglo, ese fenómeno se transformó en una franquicia, eso que una cadena de radio definía como “Neo Folklore”. Crearon una etiqueta comercial que al parecer les resultó. Y posterior a eso, que creo que es la actual época, el rock nacional volvió a ser un espejismo pálido de lo anglosajón. Salvo contadas excepciones, como Los Crema Paraiso, Charlie Papas, Mcklopedia o La Vida Boheme, me parece que la mayoría de lo que se escucha a gran escala busca sonar como la banda estadounidense del momento.
-Tú perteneces a una generación de sobrevivientes de los 90 (lo mismo que PalmerasKanibales por ejemplo), cuando la industria molió todo lo que había, salvó a dos o tres y dejó por fuera a los demás…
¿Se ha abierto la cancha musical en el país?
-En medio de todo eso pasaron cosas que replantearon la escena musical. Empezó la caída del disco como producto comercial. Y ese hecho, que para muchos es algo negativo, logró atomizar la producción de música. Hoy, gracias a las nuevas tecnologías de grabación y de difusión, es posible que un mayor número de músicos publique material. Creo que pese a la crisis económica, las musas siguen haciendo su trabajo y podemos escuchar cientos de nuevas propuestas, que si bien no cuentan con la plataforma que la industria musical antes ocupaba sólo en cinco o seis bandas, si están al alcance de cualquiera y de manera gratuita, lo cual es excelente.
-¿Sigues haciendo rock «larense»?
-La inspiración del folklore larense es esencial en mi caso. Aún aparecen nombrados en canciones ciertos motivos que evocan lo larense. Seguramente seguirá latiendo ahí por un buen rato. Aunque con Plutonic Juruminga intentamos llevarlo a un plano más latinoamericanista, por llamarlo de alguna manera. Sonar no sólo venezolano, sino que también pasearnos por la costa colombiana o por los andes chilenos.
-¿Qué puede hacer la música en la actual crisis del país?
-Puede sonar cliché, pero la música debe ser y será siempre esperanza. Los actuales momentos son confusos. El desespero por el caos económico puede hacer que el pueblo pierda la brújula y se deje confundir por quienes aprovechan la coyuntura para comprarle espejitos a los que más que el bienestar de la población quieren recuperar el control de los recursos naturales del país. El músico debe lograr que su arte lleve a la reflexión sobre éste y otros temas y ayudar a entender los tiempos que se viven.
DesdeLaPlaza / Ernesto J. Navarro
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Para encontrar a Plutonic Juruminga:
Sitio de publicación del disco “Protofolk”: www.soundcloud.com/plutonicjuruminga
Twitter: @plutonicjur
Facebook: Plutonic Juruminga
https://www.facebook.com/Plutonic-Juruminga-391898777605478/
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1.-Carora, fundada como Nuestra Señora de la Madre de Dios de Carora, es una ciudad venezolana, capital del municipio Pedro León Torres en el Estado Lara. Carora posee uno de los cascos coloniales mejor conservados de Venezuela. Esto se aprecia en las vistosas calles adoquinadas y en la línea colonial bien mantenida que se observa en cada una de las casas del mencionado casco. Es la segunda ciudad del estado Lara después de Barquisimeto.
2.-Conozca más sobre el “Tamunangue” en esta nota de VTV: http://www.vtv.gob.ve/articulos/2015/06/12/13-de-junio-dia-del-tamunangue-larense-6668.html.