Luego de los hechos de violencia previo al partido de vuelta de la Copa Libertadores 2018 entre Boca-River, el mismo fue pospuesto hasta nuevo aviso por parte de la CONMEBOL (Confederación Sudamericana de Fútbol). Este jueves la máxima instancia del fútbol en Sudamérica informó que la final se jugará el próximo 9 de diciembre en el estadio Santiago Bernabéu a las 4:30 pm (hora de Argentina) con público de ambos equipos.
Por otra parte, el Tribunal de Disciplina de la CONMEBOL sancionó a River Plate por los disturbios ocurridos en su cancha el pasado sábado con una pena de dos fechas de suspensión para partidos internacionales en su estadio y una multa de 400.000 dólares. Además, la entidad del fútbol sudamericano también rechazó el pedido de Boca Juniors, que solicitó los puntos del partido y la Copa.
¿Qué pasó el sábado antes del partido Boca-River?
El día sábado cuando el autobús que trasladaba a los jugadores y cuerpo técnico de Boca Juniors llegaba al estadio Monumental de La Plata, los hinchas de River Plate lanzaron piedras contra las ventanas e hirieron a varios futbolistas. Para frenar los ataques la policía lanzó gas lacrimógeno que también terminó afectándolos.
Pablo Pérez, mediocampista de Boca, fue uno de los más afectados. El deportista sufrió una lesión en el ojo luego de que una astilla de vidrio se le incrustara en la cornea causándole una «erosión conjuntival inferior y un leve edema corneal».
«¿Cómo vamos a ir a una cancha que no nos brindan seguridad? Si jugábamos y ganábamos en su cancha y dábamos la vuelta en su cancha? ME MATAN, tengo 3 hijas, mi hija mayor me abrazó cuando llegue a casa y estaba llorando», declaró Pérez.
A pesar de las lesiones de los jugadores de Boca, la CONMEBOL decidió que se jugaría el partido ese día, pero unas horas más tarde.
«Yo iba a jugar igual. Pero no podía. Lo de la CONMEBOL fue una vergüenza. Me llamó el técnico y me dijo que se jugaba. Vino el técnico de CONMEBOL y no me revisó. Firmó que estaba apto para jugar y no me vio. Nunca fue solidario con nosotros. Debe tener alguna orden», expresó Pérez.
Poco después, los presidentes de los clubes firmaron un acta en la que pidieron que la final de la Copa Libertadores se disputará en condiciones de igualdad y el juego fue reprogramado para el domingo.
Al día siguiente, luego de que la CONMEBOL recibió el informe médico de Boca, se decidió suspender la final hasta nuevo aviso.
DesdeLaPlaza.com/Agencias/KM