Hoy celebramos el Día del Cine Venezolano, algunas actividades se llevarán a cabo en todo el país, precisamente por esa ocasión, creo que podría ser interesante comenzar a reflexionar desde ahora sobre el séptimo arte hecho en Venezuela.
El cine venezolano tiene muchos detractores, a pesar de su auge en los últimos años, existe un gran desconocimiento sobre su historia reciente. En Venezuela, país de memoria exigua y de corta duración, a muchos les podemos oír decir aquel cliché manido de que todo el cine que se ha hecho “es violento” y que solo se ha filmado sobre “malandros, prostitutas y groserías”.
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Como una mentira repetida mil veces corre el riesgo de tomarse como verdad, muchos en nuestro país no logran comprender que el presente del cine nacional, donde se han realizado cintas como Libertador (2013), Papita, maní, tostón (2013), Azul y no tan rosa (2012) ganadora de un Goya, o más recientemente 3 bellezas (2014) por nombrar algunas, tiene su origen en un pasado que contiene algunas películas complejas, de temática diversa, buenas actuaciones y una destacada puesta en escena.
El cine, desde su creación, —al igual que la literatura—, funciona como una narración paralela a la historia oficial y el cine venezolano, tan lleno de “relato social”, “momentos históricos” y “denuncias”, además de entretenimiento, además de afán artístico, además de anhelos de comercialización, es el testimonio de una forma de vida, de una sociedad, de unos individuos. Sin embargo, esto no convierte al cine nacional en localista, la filmografía de nuestro país relata emociones por todos experimentadas, además de anécdotas, que mas allá de la geografía donde se desenvuelven, pueden ser reconocibles por cualquiera.
Alabado y vilipendiado en partes iguales a través del tiempo, el cine hecho en Venezuela ha venido mostrando su capacidad para atrapar a las masas en los últimos años, ocasionando largas colas en taquilla en los estrenos de algunas de sus películas.
En su trayectoria pueden contarse innumerables producciones que no merecen difuminarse con el paso del tiempo, y que por el contrario ameritan una reinterpretación. Entre esas películas se encuentran las siguientes:
Canción Mansa para un pueblo bravo (1976) de Giancarlo Carrer. Quizás la forma más dramática de mostrar la realidad es a modo de chiste, también posiblemente la forma más contundente de hacerlo es exagerándola, haciendo mayor énfasis en los acontecimientos que pueden revelar lo que quieres plantear, como sucede en “Canción mansa para un pueblo bravo”, una cinta llena de humor sobre un hecho trágico. A ratos pienso que la visión de Giancarlo Carrer de la Venezuela de los setenta, es pesimista, demasiado, aunque el tiempo haya puesto al descubierto que eso de estar vivo en Caracas tiene que ver en mucho con las palabras sobrevivencia y azar. Actúan: Orlando Urdaneta, Lourdes León, Tito Aponte, Manuel Poblete, Umberto Buonocore.
El pez que fuma (1977) de Román Chalbaud. “Mira carajito, ¿Sabes una vaina? Uno en la vida tiene como un reloj, o sea, si son las seis tienes que estar en el sitio exacto a las seis, porque si estás un pelito menos o un pelito más… ¡Ay Carajito!”, le dice Dimas a Jairo en una escena aparentemente inocente de este filme, donde nada de lo que ves puede calificarse de ese modo. No es inocente, ni casual, ni producto del azar que Jairo haya llegado a El pez que fuma, y que intente ser parte del clan formado por “La Garza” y su amante de turno. Tampoco es inocente ni casual el modo en que Chalbaud construye esta historia alegórica, donde para enriquecer el relato echó mano de sus entrevistas con las prostitutas de un bar llamado “El canario” que frecuentaba en su juventud. Actúan: Miguelángel Landa, Orlando Urdaneta, Hilda Vera, Haydée Balza, Ignacio Navarro, Rafel Briceño, Mimí Lazo.
Adiós Miami (1984) de Antonio Llerandi. Rodada en cinco semanas, la película cuenta una anécdota relacionada con lo acaecido en el país el viernes 18 de febrero de 1983, cuando el bolívar sufrió una abrupta devaluación frente al dólar, debido a las políticas económicas asumidas por el entonces presidente Luis Herrera Campins. El llamado “viernes negro” es recreado en la cinta a través de la historia del derrumbe moral y económico de Oswaldo Fernández Urbaneja (Gustavo Rodríguez), padre y marido modelo de una sociedad hipócrita, quien escapa a Miami con su amante, una actriz de telenovelas (Tatiana Capote), cuyo afecto por él es tan firme como las inversiones que lo han llevado a esa ciudad estadounidense. Actúan: Gustavo Rodríguez, Tatiana Capote, Alicia Plaza, José Visconti, Fausto Verdial, Isabel Hungría, Herman Lejter, Kike Corona, Julio Mota, Pilar Romero.
Oriana (1985) de Fina Torres. Nueve semanas duró el rodaje de Oriana (1985), cinta que ganó “La cámara de oro” del Festival de Cannes, el trofeo “India Catalina” al mejor guión en el Festival de Cartagena en Colombia, y el “Hugo de Bronce” en el Festival de Chicago, entre otros reconocimientos de su acogida exitosa. La película, una historia intimista y reflexiva, nos envuelve con sutileza en un relato que descubre aquellos secretos sórdidos que algunas familias esconden, como las telarañas de las casas viejas que aparecen en los lugares más recónditos. Actúan: Doris Wells, Daniela Silverio, Rafael Briceño, Mirtha Borges, Maya Oloe, PhilippeRouleau, Claudia Venturini, Martha Canelon, Luis Armando Castillo, Asdrúbal Meléndez, Hanna Caminos, Alejandro Padrón.
También destacan: Pequeña revancha (1985) de Olegario Barrera, De cómo Anita Camacho quiso levantarse a Marino Méndez (1986) de Alfredo Anzola, Macu, la mujer del policía (1987) de Solveig Hoogesteijn, Disparen a matar (1991) de Carlos Azpurúa, Golpes a mi puerta (1993) de Alejandro Saderman, Desnudo con Naranjas (1994) de Luis Alberto Lamata o Una vida y dos mandados (1997) de Alberto Arvelo.
Podría enumerar otras, las cuales, al igual que éstas son películas que hablan por sí mismas del trabajo que en materia cinematográfica se ha realizado a nivel nacional.
La valoración del cine nacional comienza por el conocimiento de su historia reciente, el análisis y estudio de su filmografía, para descubrir aciertos y no repetir los vicios que sin duda también posee en sus décadas de trabajo incesante.
DesdeLaPlaza.com / Luisa Ugueto L
@LuisaUguetol