«Lo he probado en varias ocasiones, en reuniones con amigos, en el sexo y en rumbas; en rumbas es muy rico, me encanta porque, en mi caso, tengo alcohol y otras drogas y cuando lo inhalo es como que todo lo que tengo en el cuerpo se eleva«. Para Miguel Yáñez «es una nota rica» lo que siente después de cada momento que inhala popper, una droga que se comercializa entre los jóvenes como un estimulante sexual.
El efecto placentero del popper puede generar dependencia. «Los sentidos me los activa más y es adictivo porque es una nota que te dura máximo un minuto, es cuestión de segundos, y entonces quieres más y quieres más», describió.
«Sentí que fue un jalón de pelo», así describió su primera experiencia Mariana White cuando inhaló la sustancia a los 16 años en una fiesta tipo matiné que hizo en su casa. Años después lo volvió a consumir en una discoteca de ambiente ubicada en Caracas, ese día sintió que le «vino el mundo a la cabeza».
Alexander González también lo probó cuando cursaba el bachillerato, «en ese momento, entre los años 2008 y 2009, la droga se hizo popular entre los estudiantes de los liceos privados, ya que al ser cara -en ese entonces no era tan costoso-, se veía ‘caché’ y te hacías popular entre las mujeres y demás estudiantes del liceo«.
La «droga gay», como también se le conoce, es popular dentro de la comunidad de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales porque tiene la particularidad de potenciar la libido y la sensibilidad, y de dilatar los músculos de la vagina y el ano, lo que facilita la penetración «de cualquier tamaño» de pene. De allí su popularidad dentro de la comunidad sexodiversa.
Pese a que el uso que le dan es sexual, las dos experiencias que ha tenido Yáñez en estos casos no han sido satisfactorias. «Me dio dolor de cabeza, pero he tenido sexo después de rumbas en donde he probado popper y el sexo es divino, porque te despierta los sentidos. En mi caso, siendo pasivo (en el término homosexual, que le gusta ser penetrado), es muy rico que te follen así; además de que estás súper dilatado y puedes aguantar cualquier tamaño«, contó a esta redacción el joven de 23 años.
De acuerdo con las especificaciones de diversos portales especializados en esta droga líquida, está compuesta por nitritos -nitrito de alquilo o nitrito de amilo-, que hacen que su olor sea realmente fuerte. Lo necesario para sentir la euforia.
Yáñez aseguró que la inhalación de popper no produce «resaca»; sin embargo, esta sustancia puede tener efectos secundarios, como vértigo, dolores de cabeza, náuseas, desmayo y pérdida de la visión. El uso continuo puede causar severos daños neurológicos y, de llegarse a tragar o aspirar accidentalmente, provoca la muerte por colapso cardiovascular.
Inicialmente el nitrito de amilo fue sintetizado en 1844 para tratar a personas con problemas respiratorios y no como una droga, hasta la década de los 60 y 70, que en medio del auge de la música disco, la comunidad gay descubrió que su inhalación hacía que el sexo fuese menos doloroso y, por lo tanto, más placentero.
En las fiestas rave, locales nocturnos y matinés la sustancia suele ser colocada como «cortina de humo», con el objetivo de que todos lo que se encuentran en el lugar lo consuman. En las tiendas eróticas se consiguen los pequeños frascos de vidrio oscuro, algunos con nombres como: Rush, Jolt, Room, Leather Man, Buzz o Popper. Su consumo consiste solo en destapar el frasco, colocarlo cerca de la nariz e inhalar fuertemente.
«Mi primer acercamiento con alguna droga fue con esta; en los matinés lanzaban popper en el humo vaporizado al momento de bailar música electrónica para que todos lo inhaláramos», narró González.
Rush fue la marca que comenzó a comprar y consumir González junto a unos compañeros de clase, con los que sentía a los pocos segundos cómo sus cerebros eran «apretados» por las sensaciones de mareo y de euforia. «Ya a los pocos minutos se acababa el efecto y había que volver a inhalar, así duramos unos cuantos meses hasta que nos aburrimos por lo costoso que era y por la ‘poca nota’ que producía. Ahí llegó la marihuana y cambió todo«.
En Venezuela se han registrado casos del consumo de la «droga gay» en liceos y universidades, pero su costo es un factor que evita que sea mayor su compra. Yáñez estimó que aunque se consigue el químico, el costo resulta muy elevado. «Las drogas pesadas están caras», dijo.
En Venezuela el popper se vende en dólares o el equivalente a ello, «pero el equivalente son demasiados millones, así que es mejor comprarlo en dólares, un frasco te puede costar 15 dólares y la caja completa te cuesta unos 150 dólares, eso hace unas semanas, no sé en cuánto estará ahorita».
En total, aunque el consumo del popper puede resultar muy atractivo para muchas personas en el ámbito sexual por lo intenso y placentero que resulta, su uso es poco recomendado por los especialistas, aún más cuando existen factores que ponen en riesgo la salud y la vida de quienes lo inhalan, sobre todo si hay problemas de hipertensión o del corazón.
Por petición de los entrevistados los nombres presentados en este trabajo no son reales*