A veces las opiniones sobre una película están totalmente divididas, una gran mayoría las odia y otra las ama. Tal como sucede en la política, algunas cintas generan cariño o adversión sin términos medios. Un ejemplo de ello es esta protagonizada por Julianne Moore y Ellen Page, la cual ha sido denostada y alabada por la crítica en partes iguales. Para algunos, el filme es una insulsa representación de un tema manido, para otros una alegoría sobre el verdadero amor.
No sé si será lo uno o lo otro, solo creo firmemente que la historia de “No sin ella” es un claro ejemplo de como siempre se puede hacer algo para oponerse a las circunstancias, y como la diferencia la hacen quienes se imponen, quienes pelean, quienes no están de acuerdo, patalean y responden ante lo que se supone debía ser tal como es.
En un mundo de gente pasiva que parece aceptar todo lo que les sucede sin inmutarse es importante el valor que generan aquellos que no se conforman con cualquier cosa y deciden dar la pelea por lo que consideran justo.
Si Rosa Parks cambió la historia de los derechos civiles en Estados Unidos, al no ceder su asiento y no sentarse en la parte trasera del autobús como correspondía a las personas negras en su época, Laurel Hester colocó una de las primeras piedras para construir leyes en beneficio de la igualdad para las personas homosexuales.
La cinta está basada en la historia real de esta agente de policía, quien luchó junto a su pareja Stacie Andree (Ellen Page) contra el Condado de Ocean de Nueva Jersey, para dejarle su pensión luego de su fallecimiento, pues padecía de cáncer terminal.
Hester, abiertamente homosexual al conocer su diagnóstico quiso asegurarse de que todo por lo que había trabajado a lo largo de su vida quedara en manos de su novia. La cinta narra el periplo por el que tuvieron que transitar ambas para lograrlo y también el amor que hubo en medio, antes, después del cáncer, la tragedia y los problemas. Una relación como cualquier otra, común y corriente.
Tal vez la película no presenta un modo diferente de contar una historia que en nuestro tiempo no puede sernos ajena, sin embargo, la carga emocional que le imprimen los actores, especialmente Julianne Moore quien se hace cargo del rol principal, turba, conmueve y te hace preguntarte por las personas reales.
Sin duda, la intención de su director Peter Sollett (el mismo de la genial cinta adolescente “Nick and Norah’s Infinite Playlist”, 2008) es clara, no quiere ni necesita ser creativo en su narración, no hay tomas sofisticadas ni juegos de cámaras o algún otro elemento impresionante, lo que le interesa es dar su mensaje, apoyarse en la historia real para contarla de modo enfático. Y todo esto lo consigue.
Seguramente si “No sin ella” no fuese una película basada en hechos reales, no tendría el mismo impacto, tan solo sería una cinta más sobre los deseos de igualdad de un sector de la población siempre atropellado.
Verla es una buena oportunidad para golpear los prejuicios, que siempre son tercos, pesados e insoportables.
Calificación: 7/10
DesdeLaPlaza.com/ Luisa Ugueto @Luisauguetol